El doctor Alfredo Zayas fue el cuarto presidente de la República de Cuba. Durante su mandato, de 1921 a 1925, se realizó el fraudulento negocio de compra por el gobierno —en una cifra estimada en el doble de su valor— del entonces ruinoso Convento de Santa Clara, que dio motivo a la conocida Protesta de los Trece, acto cívico encabezado por Rubén Martínez Villena. Durante su mandato se construyó e inauguró el edificio del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana que hoy conocemos, con entrada por la calle Zulueta. Una de cal y otra de arena. No nos concierne enjuiciar su gobierno. De ello se han encargado los historiadores.
A lo que vamos. Sucede que el doctor Alfredo Zayas («el chino Zayas», le llamaban también), tiene un quehacer intelectual que lo inserta en el muy discutido y «olvidadizo» Diccionario de la Literatura Cubana que pese a sus muchas «omisiones», al menos abrió un espacio al Zayas literato. Escritor y lexicógrafo, tales fueron su perfiles más relevantes. Sin embargo, la apreciación de Alfredo Zayas como escritor y lexicógrafo suele pasarse por alto, aunque su obra en estas facetas no fue escasa, ni estuvo carente del interés de sus contemporáneos.
Habanero de la barriada del Cerro nació hace 160 años, el 21 de septiembre de 1861, e hizo estudios en los colegios de Madame Boblag y El Salvador, por lo que se nutrió de una privilegiada educación y cultura. Después cursó la carrera de Licenciado en Derecho, en la Universidad de La Habana, incorporándose a las tertulias intelectuales y políticas, pues los intereses de unas y de otras confluían en muchos aspectos.
Como hombre de letras, presidió la Academia de la Historia de Cuba y la Sociedad Económica de Amigos del País, fue director de la revista Habana Literaria, colaboró en La Discusión, Revista Cubana, El Teatro, El Fígaro, Bohemia y compiló en dos tomos las Obras de José de la Luz y Caballero (1890-1891).
También dejó una cuantiosa obra escrita, de entre la cual entresacamos algunos títulos: Cuba autonómica (1899), El presbítero D. José Agustín Caballero, su vida y sus obras (1891), Un capítulo de la historia general de Cuba: 1867-1868 (1916) y La poesía patriótica en Cuba hasta 1868 (1930). Parte de su oratoria y labor de conferenciante se recogieron en folletos, así como algunos textos poéticos que no incorporan méritos a su multifacético hacer.
Sin embargo, nos detendremos en los trabajos lexicográficos de Alfredo Zayas, en particular en Lexicografia antillana. Diccionario de voces usadas por los aborígenes de las Antillas Mayores y de algunas de las Menores y consideraciones acerca de su significación y de su formación, publicada en La Habana en 1914 y con una segunda edición en 1921.
Aciertos y desaciertos se contabilizan en la obra citada, y numerosas observaciones que, para su época, cuando en Cuba no eran muchos los estudios ni los interesados en el lenguaje aborigen, contribuyeron a llamar la atención y sirvieron de referencia para análisis posteriores. Es Zayas quien apunta:
Muchos autores han sostenido, como verdad inconcusa, y vulgarmente se repite, que los indios antillanos, acaso por influencia del clima, o queriéndose establecer similitud con los cubanos, dominicanos y puertorriqueños actuales, no empleaban en su hablar el sonido fuerte de la z, ni el sordo de la c, en las silabas ce, ci. Tenemos por profundo error ese parecer, al notar el frecuentísimo uso que los primitivos historiadores de Indias hacen de la c, con cedilla, y aun de la z, al transcribir voces indígenas.
Alfredo Zayas y Alfonso murió en La Habana el 11 de abril de 1934, al cabo de una vida política activa, e intensa dentro del ámbito intelectual. Como lexicógrafo aún puede ser útil revisar sus apreciaciones con el sentido crítico que el desarrollo de esta disciplina hoy permite. Recordarlo aquí viene a ser como abrir una ventana dentro de una pared de grueso concreto. Pero no viene mal airear la memoria.
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Gracias por la información. Desconocía esa parte de Alfredo Zayas