A raíz de todos esos sucesos Juan Bosch, al parecer advertido sobre una supuesta división que se estaba fraguando dentro del exilio dominicano, produjo una declaración para evitar su fragmentación. En el Quisqueya Libre de agosto de 1944 se puede leer:
Desde hace más de dos años hemos venido llamando la atención de los antitrujillistas no afiliados al Partido Revolucionario Dominicano respecto a dos cosas: la importancia que tiene el trabajo del partido dentro del país y la necesidad de que se cree un frente de unidad exterior que permita a los exilados de cualesquiera ideologías concurrir juntos a la labor liberadora en el momento mismo en que los hombres que luchan adentro se lancen al asalto del baluarte trujillista.
El objetivo de sus palabras era lograr que la llamada Unidad Patriótica Dominicana accediera al llamado de unidad que le hiciera el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) ―a través de la Unión Democrática Antinazi Dominicana― a los efectos de crear un frente unido en el exterior. Al respecto diría Bosch:
Los antitrujillistas no podemos ni debemos aparecer ante el país divididos como extraños o riñendo (…). Nuestra conciencia de revolucionarios nos demanda que nos presentemos en el escenario nacional unidos (…) en una patria libre, lo cual se formará mediante la formación de un gobierno democrático digno de la confianza popular.
La división natural reconocida por la democracia e instituida en los partidos de opuestas o diferentes ideologías deberá venir después (…).La hora de la acción libertadora en Santo Domingo está cerca, compañeros, y sería una vergüenza, además de un peligro que no nos hallará unidos, como hermanos en la patria, en el honor y en la dignidad.[i]
La vanguardia del exilio dominicano, que radicaba en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), deseaba que se unieran organizaciones antitrujillistas de distinta inclinación ideológica y política. En ese sentido los marxistas dominicanos, aunque originalmente formaban parte de las organizaciones comunistas de exilados españoles, también eran invitados a asumir ese rumbo unitario. Ese propósito se vio favorecido a partir del surgimiento en la República Dominicana de un partido de tendencia marxista, el cual estrechó relaciones con el PRD, se trataba del Partido Democrático Revolucionario Dominicano (PDRD). De hecho cuando este nuevo partido surgió, los del PRD divulgaron que en sus actividades iniciales los socialistas se habían coordinado con ellos. En un editorial del Quisqueya Libre, órgano del exilio dominicano en Cuba, se publicaba un análisis del primer manifiesto aprobado por el PDRD que comprendía las siguientes reflexiones:
Y su ideario se confunde, en términos generales, con el que sustentan en el exilio los miembros del Partido Revolucionario Dominicano (…)
Junto a esa identidad ideológica, resalta también la concordancia en cuanto a las tácticas a seguir para el derrocamiento de la tiranía. El manifiesto (…) entraña una fervorosa llamada a la unidad de todas las fuerzas antitrujillistas con fines de liberación nacional.[ii]
EL PDRD en su manifiesto inicial planteaba su visión revolucionaria y marxista de la realidad dominicana cuando señalaban:
Dominicanos: Estamos sufriendo el yugo militar de un régimen despótico que explota en provecho de la familia Trujillo y sus cómplices los recursos económicos de nuestra tierra y el trabajo esclavizado de sus habitantes, que controla sanguinariamente la vida de cada ciudadano; que especula con la situación bélica para monopolizar y expoliar más aún el trabajo forzado del pueblo; que hunde en la miseria, el hambre y la muerte a las masas populares y somete a todos al interés criminal de la tiranía. (…)
El PDRD lucha por conquistar para el pueblo las garantías de las más amplias y efectiva democracia; por conseguir la total independencia política y económica de la Nación; por mejorar las condiciones de vida, trabajo y cultura de la clase obrera y campesina, hasta llegar a abolir todas las formas de explotación y opresión.(…)
¡Todos a libertar la Patria! .Por la Unión Nacional de Liberación cuando el PRD se lance a la lucha armada (…) debemos apresurar nuestra preparación para ponernos en pie de guerra en el momento en que la presión internacional se intensifique contra Trujillo y el PRD se lance desde el exterior a la lucha armada por la liberación de la patria.[iii]
Dicho manifiesto también refería los factores que ellos consideraban favorables a su ejecutoria: la solidaridad «de los pueblos y gobiernos libres de América y el mundo entero». Acerca del apoyo del PRD planteaban: «el PRD ha sabido trabajar con nosotros en la lucha por crear la unidad política de los dominicanos antitrujillistas»; también se referían a la fortaleza que le ofrecía «el movimiento clandestino organizado» a partir del «trabajo político realizado en el territorio nacional» que había demostrado «solidez, comprensión e inagotable vigor en la lucha diaria contra el enemigo».
En general se había creado un ambiente de unidad entre las fuerzas revolucionarias que combatían la tiranía de Trujillo justo en el momento en que terminaba el periodo de mandato del gobierno constitucional de Fulgencio Batista y se iniciaba el de Ramón Grau. De manera que tanto por la presión de los exilados dominicanos, las condiciones internacionales con la derrota del fascismo y los vínculos históricos precedentes del nuevo partido de gobierno ―el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) ― con la causa de la democracia en las Américas, estaba el terreno listo para producir cambios en la política exterior de Cuba hacia la República Dominicana.
Sin embargo, al interior de estas fuerzas antitrujillistas todavía se manifestaban algunas tendencias que no convergían hacia un mismo esfuerzo. En ese sentido Ángel Miolán, del PRD, enunciaba lo que él llamaba: Cinco posiciones falsas y una justa; algunas de estas posturas ya habían caducado y otras se mantenían latentes. Según su parecer el alzamiento en armas y el magnicidio no habían dado ningún resultado práctico, entre otras cosas, «por falta de capacidad organizativa» y por «la eficiencia del espionaje trujillista». Indicaba que luego se recurrió a la tesis de traer la revolución desde el exterior mediante una expedición que trajese armas en abundancia así como a la presión de los Estados Unidos sobre la tiranía. Miolán consideraba que al no resultar válidas ninguna de estas propuestas anteriores se recurrió a las llamadas soluciones conocidas como la «intervencionista» y la «conformista». Esta última se limitaba a esperar por la muerte natural de Trujillo, «el líder indestructible, que lo controlaba todo» y que «como tiene cáncer morirá pronto».
Miolán describía la formula «intervencionista» como aquella que «acepta como medio la infiltración en el gobierno con miras a neutralizar sus aspectos negativos» y también «para actuar desde las entrañas del mismo, transformándolo, hasta llegar a cambiar su estructura misma». Sin embargo, estimaba Miolán que «esta táctica hubiera sido válida llevada adelante por una organización con fuerza suficiente pero no por individuos aislados» ya que en esos momentos no existía en la República Dominicana un partido con la fortaleza suficiente para que, desde el poder, lograr cambios estructurales significativos desplazando o neutralizando a Trujillo. Razonaba Miolán que ellos mismos desde el PRC habían intentado algo en esa dirección en una acción conjunta con la CTAL pero que el momento había pasado y que no era necesario una inteligencia con el régimen porque consideraba que se había logrado organizar al pueblo para la lucha en el interior del país. Al respecto, Miolán manifestaba su optimismo con la nueva situación creada:
Por encima de todo esto (…) acaba de surgir de las entrañas mismas del pueblo dominicano, la única posición justa; la plasmación de la Unión de Liberación Nacional, mediante un solo bloque de lucha integrado por estudiantes, comerciantes, profesionales, campesinos, obreros, mujeres(…) a través de un acuerdo entre sus organismos representativos, el Partido Democrático Revolucionario Dominicano, el Partido Revolucionario Dominicano, la Unión Patriótica Dominicana, y todas las demás organizaciones que luchan fuera del país, por la liberación de la patria. [iv]
Miolán cifraba todas sus esperanzas en «un gran Congreso de Unidad que se realizaría próximamente en La Habana, convocado por la Unión Democrática Antinazista Dominicana» el cual haría que Trujillo tuviera sus días contados en el poder. Según esta tesis, se produciría una gran sacudida al gobierno del llamado Benefactor dominicano tan pronto como Grau asumiera la presidencia cubana el 10 de octubre de 1944.
Al parecer, según los manifiestos anteriores del PRC y del PDRD, se pretendía asestar contundentes golpes al régimen trujillista toda vez que se consolidase la unidad que permitieran apelar a todas las fórmulas posibles: rechazo de la opinión pública mundial y de los organismos internacionales, creación de organizaciones políticas de oposición radicadas en el interior del país y lucha armada que condujera a una insurrección general apoyada por expediciones del extranjero.
Notas:
[i] Quisqueya Libre (mensuario) agosto de 1944.
[ii] Quisqueya Libre (mensuario) septiembre de 1944.
[iii] Ibídem.
[iv] Ibídem.
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