Preciado poeta Carlos Augusto Alfonso:
Leí su poemario El brazo de los sin casa1 que ha tenido la deferencia en dedicarme. La deconstrucción del poema se asume aquí como una deconstrucción de historias que van superponiéndose. El barroquismo hace lo suyo para explorar zonas desde el verso que no limita la memoria; en cambio, fragua un tiempo donde la memoria se articula y nos confirma el esplendor de estas escrituras.
Oí que alguien husmea en una constructora…
En las ruinas de ella, en la ciudad Motor…
Y que concesionarios son legiones…
Y que los edificios abandonan…
Son los primeros versos de este extraordinario poemario que afianza lo urbano para dimensionar lo humano, lo advertible. Es quizás este un signo de su poética que juega con lo bucólico y también lo trascendente. La palabra asume su derrotero en una especie de arquitectura.
Mi nariz garabato / ganchuda/ jundeiforme,
-Rufina- dice ru-fiana, del farallón echar
Plácido peinetero janleticoemorón
Rodando la pendiente hasta que desa-afine
El mensaje lúdico transita por zonas marginales, a manera de sensores que nos guían bajo la explanada de un paisaje que va recobrándose gradualmente. La intención es no dejar espacios a lo irreverente. Nos recuerda aquí algunas zonas poco exploradas de la poesía de Kozer.
Allá en la Jata
Siempre hay
En cuclillas
Frente a una matica
Dos galleros
Huesudos
Más blancos que el papel
Desde esos mundos usted ha consolidado su estancia, su minimalista búsqueda. Un libro de múltiples lecturas donde el lector podrá encontrar la angustia de un hombre, rodeado de tantas ansiedades como de paisajes definitorios.
Es usted un gran poeta, preciado Carlos Augusto, de esos que nos extiende el brazo para señalar el tiempo irreverente, el que escapa entre tantas cosas.
Suyo,
Rainer Maria Rilke
Nota:
1 Letras Cubanas, 2016
Visitas: 52
Deja un comentario