La trayectora intelectual de Mirta Aguirre abarca un período largo de medio siglo y se desarrolló en diversos géneros. En la revista Mediodía y en el periódico Hoy, ambos de filiación comunista, se le puede rastrear abundantemente. Allí su firma calza textos de crítica, comentarios de cine, literatura, porque en todos ellos, acogidos dentro de su quehacer periodístico, dejó Mirta Aguirre una impronta que merece detenido estudio. También colaboró en Mensajes, La Palabra y Revista Lyceum, fue coeditora de La Gaceta del Caribe (1944) y subdirectora del semanario La Última Hora, entre 1951 y 1954.
Sin duda se trató de una escritora elegante, cuya prosa hoy serviría de ejemplo a quienes se adentran en la escritura. Pero además fue una poetisa en quien tanto críticos como lectores hallaron textos de reflexiva inspiración. Al respecto es ineludible recordar las palabras de Cintio Vitier en su obra Cincuenta años de poesía cubana (1902 – 1952): “Mirta ofrece una poesía directa, sobria y ágil. En su tono ensimismado, en su independiente vigor, se le transparentan preocupaciones sociales tan íntimas y profundas como sus estados líricos de mayor pureza o soledad”; en tanto para Juan Marinello “esa natural espontaneidad que se desprende de cada imagen, de cada verso, no solo son achacables a ciertos dones que requiere toda obra poética, sino al gustoso ejercicio de una disciplina que ha atendido siempre las leyes de la preceptiva y también muy sabiamente, a su libre albedrío”.
Graduada de Derecho Civil, en 1941, realizó también estudios de Literatura, Música y Filosofía Marxista. La vida literaria y la política se imbrican profundamente en el quehacer de Mirta Aguirre y podemos afirmar que la primera refleja –porque es intención de la autora− los intereses de la segunda.
Muchos la recuerdan al frente del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba pero en realidad fue ese el colofón de un largo recorrido de servicio a la cultura cubana. Miembro del Partido Comunista desde 1932 (contaba entonces de 22 años) y exiliada en México durante la dictadura de Gerardo Machado, como profesional y como figura política, Mirta Aguirre asumió responsabilidades desde joven: se le eligió delegada al Congreso Nacional Femenino, celebrado en La Habana en 1939, perteneció a la Liga Antimperialista y Defensa Obrera Internacional, asistió a los Congresos por la Paz celebrados en París y Nueva York, vicepresidió la Federación Democrática de Mujeres Cubanas y fue miembro del Movimiento por la Paz y la Soberanía de los Pueblos, atendió por el Partido Socialista Popular la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y su revista.
De su talento dan prueba los reconocimientos literarios: el Premio periodístico Justo de Lara (considerado por luchos el más importante del país), en 1946; un año después el de los Juegos Florales Iberoamericanos por su obra “Influencia de la mujer en Iberoamérica”, en 1948 el Lyceum Lawn Tennis Club premia su libro Un hombre a través de su obra: Miguel de Cervantes Saavedra. Es ya una ensayista y poetisa cuyo criterio crítico trasciende las preferencias ideológicas.
A partir de 1959 las responsabilidades se acrecentaron: el ejercicio como profesora en la Escuela de Letras y Arte de la Universidad de La Habana y directora de su Departamenteo de Lengua y Literatura Hispánica, dirigió además la Sección de Teatro y Danza del Consejo Nacional de Cultura. Fundadora de la Uneac, sirvió como jurado en los Concursos “13 de Marzo” y “26 de Julio”, y dirigió desde 1976 el Instituto de Literatura y Lingüística. A partir de 1977 presidió la Sección de Ciencias Sociales de la Comisión Nacional de Grados Científicos.
Su producción lirteraria se recoge en numerosos libros, aunque nos detendremos en estos pocos: su bella Canción antigua a Che Guevara, 1970; El romanticismo de Rousseau a Victor Hugo, de 1973; Juegos y otros poemas, 1974; Del encausto a la sangre: Sor Juana Inés de la Cruz, primer premio del concurso convocdo por la Sección de Obras Públicas de México, en 1974; y Ayer de hoy, 1980, que reúne su poesía.
La doctora Mirta Aguirre murió en La Habana el 8 de agosto de 1980. Es ella una de las figuras femeninas más prominentes de la literatura cubana del siglo XX.
Foto tomada de Bohemia
Visitas: 329
Deja un comentario