En 1961 apareció en las librerías cubanas un texto del autor haitiano Jacques Roumain, figura cimera de las letras de esa nación. El título, Gobernadores del rocío, reveló a los lectores la fuerza de un narrador comprometido con la realidad de su país, y en particular de los campesinos empobrecidos.
En modo alguno Roumain era desconocido para los cubanos. Una intensa relación con Nicolás Guillén y otros autores antillanos hacía del escritor haitiano una personalidad por la cual se palpaba creciente interés.
Nacido en 1907, Jacques Roumain —autor también de los libros La montaña embrujada y Fantoches— transitó por Cuba cuando menos dos veces, en 1939-1940 y en 1944, poco antes de morir. De aquel encuentro postrero en La Habana de 1944, procedente Roumain de México, reproducimos lo que escribió Guillén muchos años después:
Nada presagiaba en él un próximo fin —recuerda Guillén. Almorzó en mi casa algo que tuviera ñame, como me pidió. Al partir puso en mis manos una copia mecanografiada de la novela [se refiere aquí a Los gobernadores del rocío] y una libreta en que había muchas hojas manuscritas. Son tus poemas, me dijo. Luego me explicó que había trabajado en la traducción de ellos, en México, y que los tenía pasados a máquina para publicarlos en Haití.
La muerte frustró los propósitos del amigo Jacques el 18 de agosto de 1944, a los 37 años. En ese mismo año se publica su novela Gobernadores del rocío, una visión realista del hombre haitiano y de su lucha con la tierra donde trabaja y muere. Es la más célebre y lograda de sus novelas, según los críticos, y en Cuba se publicó en 1961, como antes señalamos. Esta novela se ha traducido a numerosas lenguas y su protagonista personifica el mito del revolucionario al servicio de la humanidad, que se sacrifica por su pueblo.
Militante de izquierda, fundador del Partido comunista haitiano, encarcelado y después exiliado en Estados Unidos y Europa, Roumain destaca como etnólogo e investigador, además de periodista, poeta y narrador. Los intereses culturales, sociales y políticos de este ilustre haitiano fueron muy vastos. En 1941 establece y dirige el Buró de Etnología al que aporta sus propios textos y con el cual procura institucionalizar el estudio del campesinado.
La amistad entre Roumain y Guillén, escritores de obra enraizada en el pueblo, asentada en la comunión de orientaciones políticas, preocupaciones humanísticas y entrega artística, es prueba de los profundos lazos de amistad y confraternidad entre los pueblos de Cuba y Haití.
He aquí un fragmento de la Elegía a Jacques Roumain escrita por Guillén en 1947-1948:
Y bien, en eso estamos, Jacques, lejano amigo.
No porque te hayas ido,
no porque te llevaran, mejor dicho,
no porque te cerraran el camino
se ha detenido nadie, nadie se ha detenido.
A veces hace frío, es cierto. Otras, un estampido
nos ensordece. Hay horas de aire líquido,
lacrimosas, de estertor y gemido.
En ocasiones logra, obtiene un río
desbaratar un puente con su brutal martillo…
Mas a cada suspiro nace un niño.
Cada día la noche pare un sol amarillo
y optimista, que fecunda el baldío.
Visitas: 135
Deja un comentario