«Después de dar a la estampa su Ensayo de bibliografía cubana de los siglos XVII y XVIII (con apéndices relativos a las demás Antillas españolas), Carlos M. Trelles dio a las prensas los diez volúmenes que comprenden el siglo XIX y XX (hasta 1916), y otros tomos de bibliografía especializada. A esta enorme labor de búsqueda y paciencia se agregan algunos estudios de índole histórica». Las palabras anteriores las escribió el ilustre investigador de la literatura cubana Max Henríquez Ureña.
De los reconocimientos que en vida mereció Carlos Manuel Trelles, bástenos con mencionar que se le entregó en 1950 la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, la medalla Enrique José Varona y la condición de Socio de Honor de la Asociación Bibliográfica Cultural de Cuba. También fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Asociación Bibliográfica Cultural. Además se le nombró vicepresidente honorario de la Asociación Interamericana de Bibliógrafos y Bibliotecarios de Washington.
En 1923 Trelles asumió la responsabilidad de atender la Biblioteca de la Cámara de Representantes y en adelante fue delegado de Cuba al Primer Congreso Internacional de Economía y Sociedad, en 1924, y al Congreso de Historia y Geografía de América, en 1925, ambos celebrados en Buenos Aires.
Carlos Manuel Trelles murió el 31 de mayo de 1951, fecha de la cual se conmemoran ahora 70 años. Evocar su trayectoria de figura de la cultura y de patriota, es un honor que desde las páginas digitales de Cubaliteraria asumimos.
Matancero y nacido en 1866, Trelles es el más laborioso de los bibliógrafos cubanos de comienzos del siglo XX y también un ilustre continuador de la obra de Antonio Bachiller y Morales.
Cursó en su natal Matanzas la instrucción primaria; el bachillerato lo hizo en La Habana, donde cursó además cuatro años de la carrera de Medicina, pero regresó a Matanzas para incorporarse a la actividad mercantil. En 1886, figura entre los fundadores del Círculo de la Juventud Liberal de la ciudad, que abre sus puertas a oradores como Fermín Valdés Domínguez, Antonio Zambrana y Manuel Sanguily, entre otros. También presente está en la creación de una delegación del Partido Revolucionario Cubano en Matanzas, todo lo cual, además de revelar sus abiertas simpatías por la causa de la independencia, lo colocó en difícil situación ante las autoridades coloniales, por lo que, perseguido, tuvo que emigrar a Tampa, donde al servicio de la libertad patria fundó el Club Revolucionario Pedro Betancourt, destinado a la recaudación de fondos para la emancipación.
A Cuba regresó en 1898 y a partir de entonces intensificó su labor en servicio de la cultura. Primero como bibliotecario, al par que como colaborador de revistas y periódicos, entre ellos, Revista Cubana, Cuba y América, La Discusión, Cuba Contemporánea… Se desempeñó como director de la Biblioteca Pública de Matanzas en 1899.
Merecido es el sitial que ocupa Carlos M. Trelles en los estudios bibliográficos en Cuba, los cuales fueron después continuados, entre otros, por Fermín Peraza Sarausa en la primera mitad del siglo XX.
El quehacer y la obra de Carlos M. Trelles, como suele mencionársele, no es hoy muy conocida fuera del ámbito de la bibliografía. De ahí que evocarlo sea una manera de rendir tributo a quienes desde años atrás y hasta nuestros días realizan el muchas veces anónimo y olvidado trabajo de facilitar la investigación a los profesores, estudiantes y demás interesados en acceder a la información acumulada a lo largo del tiempo.
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