Tomás de Aquino falleció el 7 de marzo de 1274, luego de realizar grandes aportes a la enseñanza escolástica y la teología. La Iglesia Católica tomó muchos de sus conceptos, otorgando mayor reconocimiento a su obra. Gracias a su trabajo, su esfuerzo por difundir el aprendizaje y la filosofía, fue canonizado por el papa Juan XXII en 1323.
La vida de Tomás de Aquino
Tomás de Aquino nació en 1225 en Roccasecca, un pueblo cercano a Nápoles, Italia. Hijo de una familia de nobles, desde pequeño mostró un gran interés por el conocimiento y el aprendizaje.
Estudió en la Orden de los Dominicos, una organización fundada por el papa Honorio III, con el fin de difundir las enseñanzas de Jesucristo. En su juventud, estudió en la Universidad de Nápoles y la Universidad de París, donde fue discípulo de Alberto Magno, quien sirvió de inspiración para su corriente intelectual.
La teología y la Iglesia Católica
Entre 1264 y 1274 escribió «Summa Theologiae», una de sus obras más importantes. En esta, aborda la doctrina católica, estableciendo una relación con el conocimiento filosófico. Asimismo, desarrolló conceptos como la ley natural, la teología moral y la filosofía del ser, que han sido utilizados por grandes pensadores.
El catolicismo adoptó varias de las enseñanzas de Tomás de Aquino, lo que otorgó mayor reconocimiento entre el público general. De esta manera, se lo nombró como el teólogo más destacado de la Edad Media, cuyas reflexiones realizaron un gran aporte al pensamiento occidental. Continuó con la investigación y la escritura hasta su muerte, el 7 de marzo de 1274, en el monasterio de Fossanova, Italia.
Logros y canonización
Una de las cualidades que destaca a Aquino por sobre el resto de los teólogos, es que dedicó gran parte de su carrera a estudiar a otros intelectuales, para poder contemplar sus ideas y crear un pensamiento propio. Asimismo, realizó grandes comparaciones entre el trabajo de Aristóteles con algunas premisas de la fe católica.
De esta manera, el papa Juan XXII decidió canonizarlo el 18 de julio de 1323 en Aviñón, Francia, sede por entonces del papado. En 1567 fue declarado doctor de la Iglesia y en 1880 como santo patrón de las universidades y centros de estudio católicos. El motivo de dichos reconocimientos se debe a su devoción por el pensamiento y la gran hazaña de realizar un extenso trabajo en sus 49 años de vida.
Las frases más memorables de San Tomás de Aquino:
- Para alguien que tiene fe, no es necesaria ninguna explicación. Para aquel sin fe, no hay explicación posible.
- Los seres dotados de inteligencia desean existir siempre y un deseo natural no puede existir en vano.
- El pecado ofende a Dios lo que perjudica al hombre.
- Un ser humano tiene libertad de elección en la medida en que es racional.
- Del mismo modo que es mejor iluminar que solamente brillar, asimismo es más grande dar a los demás las cosas contempladas que solamente contemplarlas.
- El alma se conoce por sus actos.
- La fe se refiere a las cosas que no se ven, y la esperanza a las cosas que no están al alcance de la mano.
- El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido: la verdad.
- Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros.
- El bien puede existir sin el mal, mientras que el mal no puede existir sin el bien.
***
Tomado de La Nación.
Visitas: 8
Deja un comentario