Salvando las distancias lógicas impuestas por la diferencia de época y situaciones, el sanluiseño Félix Benjamín Caignet Salomón nos recuerda a las grandes figuras del Renacimiento, en quienes confluían diversas virtudes artísticas, esculpían, pintaban, y a lo mejor hasta escribían versos y tocaban música.
Félix B. Caignet fue un todoterreno: poeta, compositor musical, guionista radial y cinematográfico, pintor, recitador, actor y autor de la más emblemática de las radionovelas, de aquella que abriría el camino a los «culebrones» que hoy vemos en la televisión y que con éxito se han insertado en la teleaudiencia mundial. ¿Quién lo diría, don Félix?
Nuestro personaje murió en La Habana el 25 de mayo de 1976; de la fecha se cumplen ahora 46 años y aunque no se trata de un aniversario cerrado, traer a Caignet a la memoria resulta válido por cuanto significó su quehacer en el ámbito de la cultura cubana de su tiempo y la huella dejada.
En abril de 1948 irrumpe en el dial de CMQ un suceso que hará época e historia: comienza a enhebrarse por las ondas radiales la novela El derecho de nacer, de la autoría de Caignet, que tiene de protagonistas a la malograda actriz española María Valero y al cubano Carlos Badías. Caignet consigue con ella lo nunca antes visto: detener la vida nacional en el horario de trasmisión, hasta cines y teatros interrumpían su horario para no interferir con la trasmisión de El derecho de nacer.
Y sépase algo: maestro del episodio seriado, del clímax y del suspense, Caignet escribía los capítulos día a día, lo cual le permitía ajustar la trama a las «ansiedades» de la radioaudiencia y mantener siempre arriba el interés.
El derecho de nacer, en sus diferentes versiones, recorrió estaciones radiales desde el Cono Sur hasta Venezuela y Colombia, además de México, República Dominicana y las zonas de habla hispana de Estados Unidos. Por si fuera poco, se filmaron películas sobre el tema y con la aparición de la televisión, también incursionó con muy buena aceptación en la pantalla chica.
Para el cine, don Félix escribió La serpiente roja, primer largometraje sonoro cubano, de 1937, que tiene como eje central al personaje de Chan Li Po. Y súmese también que solía actuar algunos caracteres y hasta cantar.
En su condición de autor, publicó más de un libro de poemas sobre temas afrocubanos. Elegancia y gracia no le fueron ajenas en esa faceta, al punto que el acuarelista de la poesía antillana Luis Carbonell, lo incluyó en su exigente repertorio.
Compuso además canciones muy inspiradas. «Te odio» se la estrenó Miguel Matamoros y la cantó Rita Montaner. «Frutas del Caney» es recreación de un pregón callejero. Escribió «La conga se va», «Mentira», «Negro mandinga», «Carabalí» y otras obras que suman alrededor de 200.
Nacido el 31 de marzo de 1892 en «una finca con preciosos cafetales, en Burenes, término de San Luis», donde según confesión propia vivió «hasta los seis o siete años en plena comunión con la Naturaleza», en Caignet tenemos el caso de un creador multifacético que forjó en el periodismo sus armas iniciales.
Vivió 84 años plenamente y quiérase o no, cada entrega nocturna de la telenovela de turno lleva consigo un guiño a su memoria. No lo olvidemos.
Visitas: 95
Deja un comentario