A partir del 1936 creció considerablemente en la isla el número de revistas. A las que venían de años anteriores se sumaron títulos como, las antes vistas en nuestra columna, Grafos, más Polémica (1936-1937), Mediodía (1936-1939), Fundamentos (1941-1953) y Gaceta del Caribe (1944), entre otros muchos títulos. En la bien llamada «cuna de nuestra nacionalidad», Bayamo, surgió primero, a fines de 1946, el Grupo Acento, y poco después su órgano, la revista, aparecida en el invierno de 1947 y dirigida, entre otros menos conocidos, por Alberto Baeza Flores.
Veamos primero el grupo. Fue aquel momento, y con mayor cohesión aún en 1947, que se integró en dicha ciudad un núcleo integrado por jóvenes inquietos por desarrollar un movimiento cultural que hiciera salir a la provincia oriental de su estancamiento artístico. Entre ellos se encontraban el antes mencionado —años después daría a conocer Vida de José Martí. El hombre íntimo y el hombre público (1954), que resultó Premio Nacional del Centenario de José Martí—, más Humberto Moya Diez, Francisco Morales Maceo, Carlos Catasús Bertot y Víctor Montero Mendoza, entre otros. Resolvieron comenzar a editar una revista y así apareció el Primer Acento, junto con el cual también vio la luz El Machete, «Boletín relámpago publicado por el grupo Acento». Este primer número fue saludado por Rafael Marquina con «Un “hurra” por Bayamo» en el periódico Información. En el Segundo Acento, correspondiente a la primavera de 1947, apareció una nota en la que se lee:
Nos proponemos iniciar, completando nuestra labor de Acento, la publicación de algunas obras inéditas, de sensibilidad y arte, con cuyo trabajo creemos contribuir a la sensibilidad general y a la difusión de obras producidas en Las Antillas, y de interés para el resto de los países de nuestra América. Las ediciones de Acento estarán normadas por la misma selección, calidad y tono, que definen nuestra revista.
Deseo que, al parecer, no pudo llevarse a feliz término.
Acento. En la provincia con la cultura no admitió «avisos comerciales de ninguna especie» y era costeada por diferentes instituciones de la ciudad de Bayamo, pero, además, se distribuía de manera gratuita. Publicó poesías de autores cubanos y extranjeros, cuentos y crítica literaria, entre otros trabajos de variada naturaleza. Las viñetas de la portada fueron realizadas por el pintor Mariano Rodríguez. Si enumeramos las firmas que allí colaboraron —por ejemplo, Cintio Vitier, Fina García Marruz, José Lezama Lima, Eliseo Diego— veremos, con no mucho esfuerzo, que esta revista fue coetánea de la habanera Orígenes (1944-1956), sumado a que Mariano Rodríguez estuvo entre los editores de esta y aportó también sus dibujos, como más tarde lo haría con Ciclón (1955-1957), revista surgida tras el distanciamiento entre Lezama Lima y José Rodríguez Feo. Además de las firmas antes mencionadas, colaboraron en esta revista Emilio Ballagas, Rafaela Chacón Nardi, Carilda Oliver Labra, Octavio Smith, Ramón Guirao y otros. Como se observa por los nombres citados, fue la poesía el género mejor representado en Acento. En la provincia con la cultura, y como muestra, transcribo, de Carilda Oliver Labra, un fragmento de su «Canto desbordado»:
Dios esperando en las cucharas,
Sí, tú,
Suspendido sobre los cancerosos:
Mira que soy de leche, de corazón, de polvo,
De pequeñas células terribles.
Mira que puede nacer de mí la yerba.
Mira que estoy cuidando tus palomas.
Y de Vitier su poema «El espejo», recogido poco después en su libro Sustancia (1950):
Así como el espejo
no copia al reflejar
(el cuarto solitario
esplende en otro tiempo fabuloso,
el hombre que se asoma no eres tú
sino tu víctima o tu juez)
así el recuerdo entrega lo vivido
como si la sustancia del futuro
en sus ávidos ojos nos mirara,
y allí estuviera unida
el agua con la sed
en un velo de luz inaccesible.
El último número encontrado de esta revista bayamesa corresponde al verano y otoño de 1947 e invierno y primavera de 1948.
Acento. En la provincia con la cultura, a pesar de su corta existencia (1947-1948), se inscribe entre las más notables revistas cubanas de finales de los años 40, sobre todo por la relevancia de sus colaboradores.
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