Entre las figuras femeninas de la poesía cubana del siglo XIX —y hay unas cuantas— Adelaida del Mármol es una preferida de quien redacta, si bien no resulta de las más favorecidas por la divulgación de su obra. El Premio Nacional de Literatura Adelaida del Mármol, instituido en 1988 rinde homenaje a esta escritora holguinera en cierta medida célebre, pero de quien no abundan los datos biográficos. Adelaida nació el 10 de marzo de 1838, solo vivió 19 años y tuvo la existencia efímera del jazmín de una ventana, precisamente una de sus más bellas poesías:
Cuando risueña aparece,
velada en gasas la frente,
el alba allá en el Oriente
y suave fulgor ofrece;
cuando el cielo se embellece
con las sonrisas que emana
su faz de zafir y grana,
antes que Febo la abrume,
voy a aspirar el perfume
del jazmín en mi ventana.
Desde pequeña Adelaida fue llevada para Santiago de Cuba, al cuidado de su tío Raymundo Mármol Valdés, quien unos cuantos años antes de que irrumpiera la llamarada independentista era ya lo bastante poco confiable para las autoridades coloniales como para que le desterrara a la zona de Melgarejo.
No del mundo los fútiles placeres
en nuestro hogar imperan seductores,
ni el brillo, la ambición y los poderes
tienen ecos aquí halagadores,
empero en él existen nobles seres
que desdeñando el fausto y los loores
sus horas de solaz y de alegría
consagran a la música y poesía.
(Fragmento de «La paz en nuestro hogar»)
Significativa en la vida de Adelaida fue su amistad con la poetisa Luisa Pérez de Zambrana, quien expresó de ella: «la infancia bella seca en la frente… es el signo de quien, en cálidos versos, tuvo a bien comparar esa dedicación con bordar una fina camisa o tejer un chal o mantilla…».
Los poemas de Adelaida se publicaron en Revista de La Habana, El Kaleidoscopio, La Abeja –de este fue colaboradora. En la muy prolija Antología de la cultura cubana, su autor José Manuel Carbonell incluye versos de la Mármol, así como su ficha biográfica. Con el seudónimo Delisa, publicó un libro de poesía, Ecos de mi arpa. Por si fuera poco para vida tan breve, hizo traducciones del inglés.
Adelaida murió el 16 de octubre de 1857 en Santiago de Cuba. José Manuel Carbonell escribió: «(…) al recordar lo prematura de su muerte puede pensarse, con Menandro, “que joven sucumbe el que los dioses aman”».
Sirvan estos apuntes para una conmemoración doble: la del Día Internacional de la Mujer y la de su natalicio.
Foto tomada de UJC
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