Ameno y profundo diálogo, manantial de saberes, es lo que nos brinda el escritor Yunier Riquenes en su libro Algo mejor que el silencio, publicado por la editorial Sed de Belleza en el año 2016. Atrae la profundidad de las entrevistas que nos acercan a personas sobresalientes del ámbito literario e intelectual cubano e hispanoamericano, algunas de las cuales son poco conocidas por las nuevas generaciones de lectores. Sin dudas, una buena opción en estos días de pandemia y aislamiento en casa.
Mediante preguntas precisas y directas, Riquenes, uno de los coordinadores del proyecto Claustrofobias Promociones Literarias, demuestra la capacidad para desentrañar sus mundos como autores, y seres humanos, sus pasiones, manías y referentes e influencias en cada tiempo.
Las primeras páginas están dedicadas al escritor santiaguero Jorge Luis Hernández, fallecido en octubre de 2004, mediante conversaciones con personas cercanas a quien escribió obras como El jugador de Chicago, Un tema para el griego y El relumbre del oro. Resultan interesantes las anécdotas y análisis de su amigo José M. Fernández Pequeño, narrador y ensayista, y de Aida Bahr, su compañera de la vida, quienes revelan su exigencia constante con un “sentido crítico a veces feroz”. En sus palabras está también la relación con el también narrador Jose Soler Puig, quien fue una especie de padre para él.
Esos aspectos seguramente fueron abordados desde muchas otras aristas en la tesis de licenciatura de Riquenes, autor de otros títulos como La edad de las ataduras (2010), Los cuernos de la luna (2012), La espalda marcada (2014), La quietud (2015), Cien metros planos (2015) y Dicen los escritores de la Generación 0 (2017).
En Algo mejor… nos brinda, además, dos entrevistas a la investigadora Olga Portuonda Zúñiga, Premio Nacional de Ciencias Sociales, y se acerca a la obra del crítico, ensayista e historiador literario José Antonio Portuondo (1932-1986) mediante el diálogo con el pintor santiaguero Miguel Ángel Botalín, quien fue considerado como un hijo para su familia.
En la segunda parte del libro, denominada Cuba profunda, aparecen conversaciones con el narrador avileño Félix Sánchez Rodríguez y el periodista y escritor Holguín Rubén Rodríguez, quienes desde sus provinciales natales han cultivado una obra extensa y multipremiada. Ahí está también el diálogo con el poeta y editor Norberto Codina sobre La Gaceta de Cuba, una revista con impacto indiscutible en el ámbito cultural del país.
Más allá de Santiago, más allá de Cuba es la tercera parte y final: entrevistas a la escritora argentina Liliana Heker; al abogado, periodista y escritor venezolano Luis Brito García; y al poeta y ensayista cubano Octavio Armand, residente en el extranjero.
El valor fundamental de este libro radica en la rica interrelación entre el reflejo de la vida de los entrevistados, sus concepciones creativas, el vínculo con otros autores más experimentados o de su generación y las particularidades culturales del tiempo y los lugares en que se desarrollan.
En lo periodístico, el autor no realiza entradas creativas y literarias, aunque sus cualidades de poeta y narrador le hubiesen permitido hacerlo con facilidad. Solamente presenta a los entrevistados o su relación con quien es en verdad el tema fundamental del diálogo, y en ocasiones refiere brevemente el contexto de la conversación. Este no es un libro para presumir de técnicas e innovación.
El interés radica en la búsqueda y análisis sobre aspectos de la cultura, esenciales para comprender procesos, preocupaciones y realidades desde visiones diferentes, con tono natural y profundidad ensayística y pasional.
Uno de los mayores logros es la claridad expositiva y la integración que se logra desde diferentes voces en torno a cuestiones de la creación. Una búsqueda que ojalá se extienda a otros períodos casi inexplorados.
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