Alicia Alonso. Gloria y escuela: apuntes biográficos, del doctor Pedro Simón Martínez, director del Museo Nacional de la Danza y de la revista Cuba en el Ballet, es el título del volumen publicado por Ediciones Cubanas, para beneplácito de los fieles amantes de la vida y la obra de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso (1920-2019), cuya impronta aún está latiente en el contexto del ballet cubano y universal, porque —al decir martiano— «nunca mueren quienes [al arte y] a la patria hicieron bien».
Ese texto incluye el capítulo «Alicia Alonso. Órbita de una leyenda»; ensayo muy bien documentado que recoge los principales acontecimientos de la vida y exitosa carrera de la fundadora del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación, junto a los maestros Fernando (1914-2013) y Alberto Alonso (1917-2007).
Ese recorrido por la biografía de la genial bailarina, coreógrafa y maestra, llevará de la mano al lector por los míticos pasajes que ella transitara mientras escribía su fecunda leyenda personal y artístico-profesional en el campo de la danza clásica, donde es valorada por la crítica internacional como una de las mejores artistas escénicas de todas las épocas y todos los tiempos, ya que supo buscar —y lo encontró, después de realizar grandes esfuerzos y sacrificios— el equilibrio perfecto entre técnica académica, interpretación teatral, elegancia, distinción, cuerpo-mente-alma, además de intelectualizar y espiritualizar esos recursos teórico-prácticos en que se estructura el arte danzario en general.
Dicha edición incorpora una sección titulada «Visión de sus contemporáneos», que reúne varios acercamientos analíticos sobre «el arte inimitable de Alicia Alonso», al decir del eminente poeta, novelista y periodista, José Lezama Lima (1910-1976), el catálogo completo de la prolífica creación coreográfica de la eximia ballerina, así como fotografías pertenecientes al archivo del Museo Nacional de la Danza y de la revista Cuba en el Ballet.
Entre las personalidades que ofrecieron sus impresiones acerca de Alicia Alonso, aparecen los primeros bailarines europeos Maurice Béjart y Rudolf Nureyev, y los escritores cubanos Alejo Carpentier (1904-1980) y Dulce María Loynaz (1902-1997), quienes —con sus bien fundamentadas opiniones— ratificaron la vigencia de la antológica frase del poeta y escritor Eliseo Diego (1920-1994): «Alicia es la danza».
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