
Irwin Allen Ginsberg (Newark, 3 de junio de 1926-Nueva York, 5 de abril de 1997) fue un poeta y una de las figuras más destacadas de la generación Beat en la década de 1950 que promovía una literatura libre, el uso de drogas, la libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Era budista practicante y estudió ampliamente distintas disciplinas religiosas orientales. Vivió de manera modesta, compraba su ropa en tiendas de segunda mano y residía en apartamentos en East Village.
Participó de las protestas políticas no violentas de su época, desde la guerra de Vietnam a la guerra contra las drogas. Su poema September on Jessore Road, donde llamó la atención sobre la difícil situación de los refugiados de Bangladés, es un ejemplo de lo que la crítica literaria Helen Vendler describió como la incansable persistencia de Ginsberg en la protesta contra la «política imperial, y la persecución de los sin poder».
Entre sus poemas más conocidos se encuentra Aullido (Howl). Se consideraba heredero de William Blake, Walt Whitman y Federico García Lorca.
Su colección The Fall of America ganó el Premio Nacional del Libro en 1974. En 1979 recibió la medalla de oro del The National Arts Club y fue admitido en la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras. Fue finalista del Premio Pulitzer en 1995 por su libro Cosmopolitan Greetings: Poems 1986–1992.
Compartimos hoy cuatro poemas de Allen Gisnberg.
Muere dignamente en tu soledad
Viejo hombre,
Yo profetizo recompensas
Más vastas que las arenas de Pachacamac
Más brillantes que una máscara de oro martillado
Más dulces que la alegría de ejércitos desnudos
fornicando en el campo de batalla
Más rápidas que un tiempo pasado entre la noche
de vieja Nazca y la de Lima nueva
en el crepúsculo
Más extrañas que nuestro encuentro cerca del palacio
Presidencial en un viejo café
fantasmas de una vieja ilusión, fantasmas
del amor indiferente.
***
Lamentación del sin techo
Perdona, amigo, no quise molestarte
pero volví de Vietnam
donde maté a un montón de caballeros vietnamitas
algunas damas también
y no pude soportar el dolor
y de miedo cogí un hábito
y pasé por la rehab y estoy limpio
pero no tengo lugar donde dormir
y no sé qué hacer
conmigo ahora mismo
Lo siento, amigo, no quise molestarte
pero hace frío en la calle
y mi corazón está enfermo solo
y estoy limpio, pero mi vida es un desastre
Tercera Avenida
y calle E. Houston
en el paso peatonal bajo el semáforo en rojo
limpio tu parabrisas con un trapo sucio
***
La inteligencia brillante
Emigra de la muerte
para hacer un signo de Vida nuevamente en Ti
fiero y bello como un accidente de autos
en la Plaza de Armas
Juro que yo he visto esa luz
No dejaré de besar tus mejillas
cuando cierren tu ataúd
Y los humanos de duelo vuelvan a su viejo
y cansado sueño .
Y tú te despiertes en el Ojo del Dictador
del Universo
¡Otro estúpido milagro! ¡De vuelta estoy equivocado!
¡Tu indiferencia! ¡Mi entusiasmo!
¡Yo insisto! ¡Tú toses!
Perdido en la Ola de- Oro que flota
a través del Cosmos.
¡Ah estoy cansado de insistir! Adiós
me voy a Pucalpa
a tener visiones.
¿Tus sonetos limpios?
Yo quiero tus borradores secretos
más sucios
tu esperanza,
en su más obscena Magnificencia, ¡oh Dios!
***
Buena suerte
Tengo suerte de tener los cinco dedos en la mano derecha
Suerte de hacer pipí sin que me duela mucho
Suerte que los intestinos se muevan.
Suerte, duermo de noche en una cama de capitán, siesta a media tarde
Suerte de pasear por First Avenue
Suerte de ganar un par de cien mil al año
cantando Eli Eli, escribiendo lo que se me pasa por la cabeza, grabando ga;abatos primordiales,
enseñando en un colegio budista, sacándole fotos con la Leica a la parada del bus
por la ventana de mis ojos
Oigo sirenas de ambulancias, huelo ajo y orín, pruebo nísperos y lenguado,
camino descalzo por el piso del loft, algo insensibilizadas las plantas de los pies
Suerte que puedo pensar y que el cielo puede nevar
***
Tomados de Zenda libros
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