
En el presente año, además del centenario de Jesús Orta Ruíz, El Indio Naborí, se cumplieron cien años del nacimiento de otro importante decimista cubano: Adolfo Martí Fuentes (El Ferrol, España, 1922- La Habana, 2002). No fue muy celebrado, pese a que estudiosos como Virgilio López Lemus [1] y Juan Nicolás Padrón [2] publicaron textos valorativos donde se le sitúa en el panorama literario nacional y se reconoce su influencia entre quienes por aquellos años setenta y ochenta trabajábamos con la décima, el soneto y otras formas cerradas del verso tradicional.
La influencia de la poesía de Adolfo Martí en mi promoción (empezamos a cultivar la décima en los años setenta) fue notable. Su libro Alrededor del punto marcó un rumbo experimental que situaba a la estrofa en el ámbito de lo literario, donde siempre debió estar, pese a que su cultivo, casi de manera exclusiva por los improvisadores y el desdén de las vanguardias, la tuvo un tiempo encerrada en el terreno de la oralidad. Al respecto, en el trabajo citado, Virgilio López Lemus, expresó:
Los poetas más jóvenes, sin miradas creativas hacia la oralidad, vieron (vimos) en este libro un resplandor de lo que se podía hacer en materia poética con la viejísima y siempre lozana estrofa. En tal sentido, este poeta desempeñó un papel renovador, capaz de presentar caminos-otros ante la abundante poesía de verso libre y prosa del coloquialismo.
Adolfo fue presencia permanente en los más importantes espacios de la vida literaria cubana. Jurados, ferias, coloquios lo tuvieron como disertante o evaluador avezado. Muy pocos continuaron su línea experimental, consistente en obviar la rima con bastante frecuencia, pues supuestamente la presencia del octosílabo y los diez versos definían la identidad de la décima. Reto mayor el suyo en ese que considero el libro más osado en las búsquedas por diversificar el rostro de la décima en el ámbito literario:
Saludo
A alguno acaso lo ciegue
la luz de tus diez estrellas;
desdeñe tus dulces aguas,
tu sonante geometría.
Yo sigo con tu misterio
guardándome las raíces.
Yo sigo… busco la sombra
de tu obelisco montuno.
¡Quién te escuchó y no te quiso
con un cocuyo en la mano!
El afán experimental con la décima no se quedó en lo formal, pese a que se sucedieron, entre otras, décimas dispuestas en prosa, aunque respetando rima y medida, décimas polimétricas, asonantadas, arromanzadas, truncas: los enfoques metafóricos abandonaron la adjetivación complaciente, lo contemplativo a ultranza. En las décimas de Adolfo Martí Fuentes lo paisajístico se nutre de asociaciones visionarias deudoras de la modernidad poética, y además, nos adentra en zonas de ironía poco frecuentes en el cultivo de la estrofa de entonces, como en la décima sin rima construida con titulares del periódico Granma.
Adolfo también cultivó el soneto y otras formas métricas, gracias a lo cual obtuvo premios tan significativos como el UNEAC, en poesía y poesía para niños.
A cien años de su nacimiento y veinte de su muerte se le recuerda como el poeta siempre dispuesto a dar un buen consejo, algo cascarrabias, pero pleno de nobleza y entrega a esa pedagogía que se ejerce con la crítica lúcida y el buen consejo. Los poetas cubanos que cultivamos la décima siempre estaremos en deuda con su actitud desprejuiciada hacia la estrofa y su agudeza crítica. Por eso, aunque quizás un poco a destiempo, antes de que concluya este 2022 tan difícil, rindo homenaje a su grandeza.
(Santa Clara, 10 de noviembre de 2022)
[1] Virgilio López Lemus: «Centenario de Adolfo Martí Fuentes», en Cubaliteraria, 12 de julio 2022 [Fecha de consulta: 12 de octubre de 2022].
[2] Juan Nicolás Padrón: «Los juegos expresivos de Adolfo Martí», en Cubarte, Portal de la Cultura Cubana, 29 de junio de 2022 [Fecha de consulta: 12 de octubre de 2022].
Visitas: 63
Deja un comentario