
Amado Nervo, es de los poetas mexicanos más conocidos y leídos. El autor de La amada inmóvil y otros poemarios tuvo la facultad nada fácil de escribir para los grandes públicos y echárselos en un bolsillo. Tan celebrada personalidad llegó a La Habana el 15 de junio de 1918, cuando contaba 48 años y mucha fama en toda Hispanoamérica.
La revista El Fígaro, en su edición de aquellos días, reproducía la foto de Nervo: expresión triste, ojos buscando algo indefinible en la lejanía, calvicie al descubierto.
Además de escritor, Nervo se desempeñaba como diplomático y en tal condición, la de secretario de la Legación Mexicana, pasó por esta ciudad. Su trato, se afirma, era exquisito y fue muy bien acogido por la intelectualidad nacional:
Entre los poetas nuevos, los de la gran generación, Darío y Nervo han sido los preferidos: en los altos círculos y en los cenáculos de artistas, ningún otro ha alcanzado como ellos tanta resonancia ni tan noble admiración.
La visita fue breve, aunque el poeta la aprovechó para dejar varios textos de narrativa y verso en las redacciones de algunas revistas. En El Fígaro entregó uno titulado «El día que me quieras», del cual reproducimos estas líneas:
El día que me quieras tendrá más luz que junio, la noche que me quieras será de plenilunio...
Con su presencia en La Habana satisfizo Nervo la curiosidad de las damas lectoras de su obra, renovó el siempre polémico interés de los críticos y hasta despertó el celo de «los caballeros», como se acostumbraba a decir en la prensa. Los libreros también hicieron su zafra, vendiendo cientos de ejemplares de poesía y en especial aquellos con la firma de Amado Nervo.
El día de la despedida acudieron al muelle viejos y nuevos amigos, admiradores y periodistas. Todos esperaban verlo pronto de vuelta, pero Nervo murió al año siguiente, el 24 de mayo de 1919, en Montevideo. Con su inesperada desaparición, el poeta de la mirada sombría incorporó elementos trágicos a su ya naciente leyenda.
Lo curioso es que Nervo sí regresó a Cuba, aunque de manera un tanto inusual, cuando el crucero Uruguay, portador de sus restos, hizo escala en La Habana. Entonces se le rindió homenaje en la Academia de Ciencias, ocasión en que el profesor José Manuel Carbonell destacó que «la muerte fue su musa predilecta, la inagotable fuente de sus inspiraciones y la constante preocupación de su existencia».
Nacido en el estado de Nayarit, en México, Nervo es uno de los poetas más popularizados del movimiento modernista hispanoamericano. Dejó una obra extensa aunque, en opinión de los especialistas, algo desigual, por lo que se recomienda leer sus poesías antologadas, en las cuales la selección ha depurado el producto.
De tenue musicalidad y sencillo lirismo, Nervo ha disfrutado del beneplácito de los lectores y merecido reiteradas ediciones.
Cerramos estos apuntes con dos líneas de sus versos:
Éxtasis de tus ojos todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo, serán cuando me quieras.
***
Publicado en el libro La Habana, un buen lugar para escribir, de Leonardo Depestre.
Visitas: 13
Deja un comentario