Sobre el autor

José Amado Ruiz de Nervo (Tepic, 27 de agosto de 1870 – Montevideo 24 de mayo de 1919) escritor mexicano que ha gozado de extraordinario éxito a lo largo del tiempo, considerado la figura más destacada del movimiento modernista en la nación azteca, junto con el iniciador y magnífico prosista Manuel Gutiérrez Nájera.
Su obra poética es muy extensa y, según enuncia el poeta y filósofo español Ramón Xirau, «evoluciona de un romanticismo modernista, visual y sonoro, a una poesía desnuda, abstracta, conceptual, voluntariamente prosaica y narrativa, exenta de “procedimientos”».
Por su parte, el crítico literario español Manuel Durán, esboza tres etapas en la poesía de Nervo: 1) Un período inicial, de romanticismo «ingenuo», provinciano, con abundante uso de adjetivos y expresión enfática de sentimientos siempre tristes, siempre apasionados, a veces melancólicos y suaves; 2) el período modernista, en el centro de su carrera poética; 3) una etapa de simplificación, en la cual se aparta de la retórica modernista sin abandonarla del todo y sin esforzarse demasiado por innovar técnicamente.
La obra en prosa de Nervo es también de una extensión considerable, aunque la fama del poeta ha dejado en segundo término al prosista. Pueden reconocerse tres vertientes en su prosa: por una parte, los textos periodísticos, ensayos literarios y crónicas; por otra, la obra narrativa, donde se reúnen novelas y cuentos; y finalmente la prosa poética.
Justamente con uno de sus textos líricos escritor en prosa, rendimos homenaje al poeta mexicano al cumplirse el aniversario 104 de su muerte.
Fragmentos de su obra
Todos tenemos hambre
Bien sabes que todos tenemos hambre: hambre de pan, hambre de amor, hambre de conocimiento, hambre de paz. Este mundo es un mundo de hambrientos. El hambre de pan, melodramática, soflamera, ostentosa, es la que más nos conmueve, pero no es la más digna de conmovernos. ¿Qué me dices del hambre de amor? ¿Qué me dices de aquel que quiere que le quieran y pasa la vida viendo en todas partes mujeres hermosas, sin que ninguna le dé una migaja de cariño? Pues ¿y el hambre de conocimiento? ¿El hambre del pobre espíritu que ansía saber y choca brutalmente contra el zócalo de granito de la Esfinge? ¿Y del hambre de paz que atormenta al peregrino inquieto, obligado a desgarrarse los pies y el corazón en los caminos? Todos tenemos hambre, sí, y todos, por lo tanto, podemos hacer caridad. Aprende a conocer el hambre del que te habla… en el concepto de que, fuera del hambre de pan, todas se esconden. Cuanto más inmensas, más escondidas…
Incluido por Alfonso Reyes en su Antología de Amado Nervo Poesía y Prosa, Primera edición en Lecturas Mexicanas, Tercera serie. México, 1990.
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