A 145 años de su muerte
Escasa suerte la de Anselmo Suárez Romero, quien no alcanzó a ver impresa su novela Francisco, la cual no se publicó hasta 1880, en Nueva York, dos años después de la muerte de su autor en La Habana. Suárez Romero inició la redacción de su obra en 1838 y le tomó algunos meses, pero el proceso mediante el cual vio la luz dicha novela vale la pena recordarse.
Una vez que el autor la concluyó y dado que su publicación en la Cuba de entonces no era posible, la hizo llegar a Domingo Del Monte —a cuya tertulia perteneció Suárez Romero— y este la entregó al comisionado inglés encargado de los asuntos de la trata, quien publicaría en Londres un álbum antiesclavista con trabajos de autores cubanos. Por último, aquella copia se extravió.
El tiempo transcurrido hasta su publicación no permitió colocar el relato, al menos en su momento, en el justo lugar que le mereciera dentro de la literatura de intención antiesclavista y abolicionista, pues Francisco es anterior a Sab, de 1841, escrita por Gertrudis Gómez de Avellaneda que, a su vez, se adelanta en diez años a la célebre La cabaña del Tío Tom, de la norteamericana Harriet Beecher Stowe. Suárez Romero se inscribe junto a autores como Félix Tanco y Antonio Zambrana, entre los autores de relatos antiesclavistas del siglo XIX.
Francisco, con el subtítulo El ingenio o las delicias del campo, cuenta los amores de dos esclavos y revela la sordidez de los tratos y torturas a que se sometía a los esclavos, «en un cuadro sombrío e impresionante», al decir del crítico y erudito Max Henríquez Ureña.
Es importante señalar que no debe confundirse esta con otra novela titulada El negro Francisco, del escritor Antonio Zambrana, publicada en Santiago de Chile, en 1873, y que se inspira en la de Suárez Romero. Como aprecia el lector, poca suerte tuvo el Francisco original en los inicios de su recorrido hasta la definitiva edición cubana… en 1947, por la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación.
En cuanto al autor, nació en La Habana el 21 de abril de 1818 y tuvo una educación cuidada: se hizo bachiller en Leyes en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, pero no fue hasta 1866 que alcanzó el grado de Licenciado en Derecho Civil y Canónico, por la misma universidad. Publicó sus textos literarios, aunque además sobre educación y derecho, en los periódicos y revistas de entonces. También fue asiduo de tertulias literarias, en particular de la conducida por Domingo del Monte.
Mientras tanto, ejerció el magisterio, dio clases de Economía y no dejó de escribir, ni de trabajar en diversos bufetes. Impartió clases en el colegio San Pablo, donde tuvo de alumno a José Martí, y fue inspector escolar. Bien ocupada tuvo su vida don Anselmo. Fue Cirilo Villaverde quien patrocinó la publicación de su Colección de artículos, en 1859 y escribió el prólogo de las Obras Completas de Ramón de Palma. Suárez Romero dejó una abundante colección de textos inéditos y manuscritos.
Se cumplen ahora 145 años del fallecimiento de este escritor. El hecho ocurrió en su ciudad natal, el 7 de enero de 1878, a los 59 años. En las páginas digitales de Cubaliteraria lo evocamos ante el único retrato que de él conocemos —rostro con gafas, barbado y austero, elegantemente trajeado— que nos lo muestra tal como entonces solían retratarse nuestros intelectuales, literatos y artistas que integran el vastísimo catauro de cubanos ilustres del siglo XIX.
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