Hablar de Antón Arrufat como una biografía pasiva sería vergonzoso. Más si se tiene una vida literaria tan pasional. Sus innumerables obras así lo reflejan, y a ellas se unen sus premios: el Premio de la Crítica en varias ocasiones, el Premio Nacional de Literatura, el Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, Medalla Alejo Carpentier, Distinción por la Cultura Cubana, por solo mencionar algunos.
A sus 85 cumpleaños, quizás hoy es el personaje que con voz descansada, como en uno de sus poemas, aún tiene un oído agudo y una mente ágil para no dejar escapar la realidad circundante, aunque esta, en su rutina, también pareciera que esperase.
Antón Arrufat lo escudriña todo, cada paso de su habitación, cada mirada, en ese soplar del viento sobre sus plantas. Todo espacio ha sido una creación, intimista y suya; narrador, ensayista y dramaturgo, ha hecho como la filosofía oriental, que toma del flexible bambú su más grande esencia, persistir y prevalecer, pese a todo.
Foto tomada de Cubasí
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