Una vida poética siempre implica un gran número de propuestas de carácter artístico y humano. Algunas de ellas responden con eficacia representativa a las demandas subjetivas del entorno social, y otras atienden más a las demandas psíquicas y espirituales de los individuos. Según el carácter de las congregaciones humanas, algunas propuestas son más reconocidas que otras y se instalan en el imaginario colectivo como verdaderos éxitos de plasmación.
La crítica y promoción de poesía, región de la cultura artística donde cualquier exacerbado partidismo, ya sea estético o político, puede causar grandes estragos, exige una especial ecología, verdaderamente flexible y orgánica, que bregue por alcanzar la mayor completitud posible.
Estas notas sobre poetas se escribieron durante un largo proceso de exploración del autor en el singular territorio de la poesía de la poesía cubana, tanto clásica como contemporánea. Donde encontramos decoro expresivo y dignidad artística (a veces por azar de lecturas o por intencionadas búsquedas, por necesidades investigativas o solicitudes editoriales) nos detuvimos con el deseo de captar y comunicar a los demás algunos caracteres del aleatorio misterio de la Poesía que nos fue invadiendo los ojos, poseedora de un fabuloso proteísmo.
Detrás de los textos admirados por alguna razón se encontraba siempre una singular individualidad, ya patrimonialmente registrada o estrenando en el ahora mismo sus armas. Según el lenguaje común, a estas individualidades se les llama poetas: artistas que se encargan de la comunicación verbal del mundo interior. Con estos apuntes quise compartir con todos mi alegría estética, la ventura de entrar en el universo —grande o pequeño, ya concluido o en marcha— de mi encuentro con los poetas cubanos de cualquier época.
LA GOLPEANTE SÍNTESIS DE LA VIDA
La poesía de Lisette Clavelo, existencial y lapidaria, deja su vibración en el aire como el golpe exacto sobre un diapasón. Lo que permanece en nosotros es precisamente lo que ella no ha desarrollado totalmente, pero que ha alargado por vía de supresión. Su mecanismo básico de composición, junto a la elaboración de enunciados narrativos sugerentes, es la elipsis, una de las llaves expresivas de todo el arte. La elipsis es evidente en su elocución: la brevedad que se prolonga, lo no dicho que se dice, el añadir del receptor, complementario de su sabio quitar, ofrece a sus veloces piezas una morosidad de atención. Muchas de sus composiciones parecen suspendidas en el aire, más que terminadas, en el sentido compositivo usual. Esta provocación para cocrear implica que la autora ofrece lo que esconde, pues permite que el lector de sus poemas entre y participe en su mundo interior, buscando la necesaria completitud de lo psíquico, como lo han revelado los estudios gestaltistas. Aunque tienen cierto aire epigramático, realmente permanecen lejos de los epigramas, pues sus breves desarrollos no son subsidiarios de sus finales, sino que sientan desde el íncipit una atmósfera para la interacción, y no para la declaración unilateral. Deben más al espíritu de nervadura lírica de la poesía japonesa antigua, a pesar de su aire existencial, que a la inscripción ingeniosa de la sensibilidad occidental. La poesía de Lisette Clavelo aparenta una modestia estilística que es una de las claves de su profundidad humana.
Lisette Clavelo (La Habana, 1956). Poeta y promotora. Ha fundado y conducido importantes tertulias literarias. Ha publicado, entre otros, los siguientes libros de poesía: Flor de madera, Editora Abril, 1992; Anagnórisis, Colección Pinos Nuevos, Editorial Abril, 1994; Los días del reloj, Ediciones Extramuros, 2010.
MIRANDO EL ÁNIMA INTERIOR
La poesía de Monika González Ortega, a pesar de su juventud, posee una envidiable precisión: la mano que escribe sabe copiar los raros estados psíquicos de quien se encuentra examinando su vivencia con esperanza y nostalgia. Puede traducir con dignidad lo que los ojos de su estado de ánimo logran ver en su interior: tarea enormemente difícil para un poeta, que comprende lo complejo de la naturaleza humana y lo insuficiente de los lenguajes conocidos. Sabemos que sabe, porque podemos acompañarla, movernos con lo que ella escribe, con-movernos. Si un texto alcanza esta capacidad locomotriz, más allá de todos los pelos y señales de que hablan los retóricos y los lugartenientes de las múltiples tendencias poéticas, entonces es un buen texto, desde luego, y tiene, entre otros valores, el supremo valor de comunicar su mundo interior con acendrada autenticidad. Lea el lector con detenimiento sus versos, imagine lo que se le cuenta con honradez y complicidad, y se asombrará de que escritora tan joven alcance tan finos niveles de expresión.
Monika González Ortega (San Antonio de los Baños, 1987). Poeta y promotora. Fue guionista de la Emisora Provincial Radio Ariguanabo. Integrante del equipo de redacción de la revista literaria Cuadernos del Tábano (España). Sus versos aparecen en múltiples antologías.
UNA ORIGINAL OFRENDA LÍRICA
La poesía de Aldo Sánchez Herrera es de una viva capacidad de sugerencia y de un fino misticismo sintético. Constituida por plegarias y testimonios lacónicos, ensartados en conjuntos sinfónicos, mantiene un fuerte volumen de diálogo con el destino y el universo. El poeta se desprende de las adherencias con que las circunstancias nos cubren, como algas oscuras que impiden la oxigenación, y habla desde la nuez imperturbable de la vivencia. Al procurar que el trozo de existencia cantado adquiera perdurabilidad, entra de inmediato en lo divino, y la lucidez de la poesía le revela la presencia magna del Creador, con quien intercambia de continuo sus humildes rapsodias. De toda esa atmósfera no quedan más que los poemas sueltos, y ya salido del trance, con la inteligencia en las manos, el poeta los aglutina en mosaicos bizantinos, que nos resultan a los lectores que leemos con amor como un cromático peristilo. Hay un arquitecto invisible en sus libros: todo poeta es un arquitecto singular, pues construye catedrales líquidas. Aldo Sánchez Herrera escribe una poesía digna de ser más conocida. Su obra ha madurado allá en el silencio principeño, donde ha editado sus libros, y solo un pequeño grupo de amigos mide con justicia el tamaño de sus ofrendas.
Aldo Lino Sánchez Herrera (Minas, Camagüey, 1967). Poeta y narrador. Ha publicado, entre otros, los siguientes poemarios: Intemperie, Ediciones Memoria, AHS, Buenos Aires, Argentina, 1995; Velamen, Editorial Ácana, 2002; Pulso del aire, Editorial Ácana, 2010.
UNA SAGA DE LA ÉPOCA
La poesía de Fayad Jamís se caracteriza por su estremecida sustancia humana y su desembarazo instrumental y asociativo. Procedente del neorromanticismo, rápidamente evolucionó hacia los lenguajes más depurados de las vanguardias, en las cuales la impronta surrealista garantizaba una fuerte irradiación semántica, hasta fundirlo todo en una matriz coloquial que no desdeñaba ni la enérgica frase ciudadana ni la atmósfera simbólica de alta personalización. Debajo de todo, como un zócalo incandescente, en cualquier momento de su trayectoria, siempre latió el ojo vertiginoso de la angustia. Como nuestra época es una desbordante proyección de angustia colectiva y de convulsa esperanza, su poesía ha conocido una digna sobrevivencia, al menos en sus ápices de sensibilidad y expresión. En un instante de su decurso supo, más allá del despliegue del sentimiento íntimo, entrar en el torrente telúrico, del que se levantó con piezas que son una saga del viento de la infancia campesina sobre las superficies pobladas de misterio y de deseo de justicia de nuestras encrespadas provincias. Supo también explorar la complejidad humana, mirando en sí mismo con honradez y fuerza, y nos ha dejado piezas magistrales sobre el deterioro, la pérdida, la trashumancia, el fracaso y la sed de amor y armonía de los individuos. En sintonía con la erupción histórica, se convirtió en voz que se abre hacia el color solidario. Su obra poética en conjunto es de una gran validez artística y de una compleja autenticidad sicológica.
Fayad Jamís (Zacatecas, México, 1930- La Habana, 1988). Poeta, pintor, editor, promotor, ilustrador de libros. Algunos de sus libros de poesía son: Los párpados y el polvo, Orígenes, La Habana, 1954; Vagabundo del alba, Ediciones La Tertulia, La Habana, 1959; La pedrada, Ediciones La Tertulia, La Habana, 1962; Por esta libertad, Casa de las Américas, La Habana, 1962; Cuerpos, antología, Ediciones Unión, La Habana, 1966; Abrí la verja de hierro, Uneac, La Habana, 1973.
ROBERTO MANZANO
(Párraga, septiembre del 2020)
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