Grandes poemas posee la producción lírica cubana. Por diversos motivos (falta de talento promocional, vicisitudes materiales, ausencia de verdadera jerarquía patrimonial, facilismo en los empeños gráficos y visuales) no se han mostrado nunca en vertebrada secuencia y para saboreo definitivo como piezas de un mural portentoso: la extraordinaria tradición poética de Cuba. Los que advertimos esa necesidad no somos muchos, y no poseemos poder de decisión. Pero en medio de cualquier pobreza, incluso la que sumerge en la mayor miseria, sería un compensador ejercicio de autoestima y un conjuro contra las apabullantes contracciones el lujo de ir disponiendo sobre la mesa de nuestro espíritu tanta basílica mental. Todo lo dicho se relaciona con lo que despierta el recuerdo del nacimiento de ese titán de nuestra poesía que es Lezama Lima, uno de los demiurgos de la sensibilidad poética del siglo xx, a quien le gustaban los frisos grandiosos y el desfile atlético y surreal de las hondas figuraciones.
Pero también, por esas improntas que tiene la ambición artística, qué bueno sería juntar en grandes segmentos todo lo notable que haya compuesto nuestro ancho anhelo de participación, sin prejuicios de estilos o encumbramientos, de edades o épocas, y en la abundancia de la imagen, ofrecernos a nosotros mismos esa «fiesta innombrable» para consumo sucesivo y hermoso, en el orden simbólico más alto, de nuestro testimonio nacional. Porque en la manigua de oro de nuestra poesía, si se escoge aquí y allá, si se cose por asuntos o registros, si se secuencia por las finas atenciones psicológicas que cada entrega verbal exige, estaríamos poniendo de continuo sobre la mesa volúmenes estremecidos de constancia y exploración humana.
AIRE Y TIERRA DE UNA ALMENDRA LÍRICA
La poesía de Mireisy García Rojas viene desde el mismo sustrato de la Cuba profunda, y sube por los vasos comunicantes de la sensibilidad hacia una rica isocronía con el mundo. Entre los numerosos poetas jóvenes que hoy engalanan la escena creadora del país, Mireisy García Rojas tiene asiento y voz, pues ya es dueña de una palabra que representa con lucidez y vigor el alma de estos tiempos. Sin dejar de tocar las almendras mismas del aire en que vive, sus dedos finos de mujer sensible saben también airear la tierra perdurable de lo humano, la batida intemperie del espíritu. Sabe imprimir velocidad y precisión a sus versos, en los que los registros emocionales entran satisfactoriamente en las modulaciones obligatorias de lo sujeto a arte y representación.
Mireisy García Rojas (Bauta, La Habana, 1978). Poetisa, promotora, editora. Algunos de sus libros de poesía son: Séptimo relieve, Editorial Unicornio, 2003; La suerte del náufrago, Editorial Unicornio, 2006; Nacimiento oral, Editorial Unicornio, 2008.
LA VÍVIDA IMPOSICIÓN DE LA POESÍA
La poesía de Zoraya Manso Morales nace de las mismas entrañas de la persona: es un examen implacable realizado por la persona dentro de la persona. La veracidad de lo que se plasma está fuera de duda, y la necesidad de plasmarlo de igual modo. Esto le proporciona al texto cierto aire inevitable, de comunicación que debía producirse sin falta. El lector agradece esta autenticidad, porque lo auténtico es el reino propio de la lírica. Lo lírico no es solo lo metafórico, o lo meramente subjetivo, sino más bien el acta eficiente que se levanta por una persona muy tensa y lúcida a la vez de lo que arremolina su mundo interior pidiendo vertimiento y expansión, como un medio de ejercer un soliloquio que no se desvanezca en pura ensoñación íntima sino en diálogo definitivo con nuestra propia alma. Los textos de Zoraya Manso conmueven, porque tiene suficiente autenticidad sobrenadando a simple vista, y cuando se aguza el ojo en el consumo de los mismos también se aprecia la misma autenticidad en el fondo del fondo. Este es el secreto para que la literatura se levante de la literatura y se convierta en un hecho humano. Vale decir, no sea puro arte, sino vivencia humana directa.
Zoraya Manso Morales (Camagüey, 1970). Licenciada en Letras. Asesora literaria. Museóloga. Curadora y Promotora de Arte. Vive en Estados Unidos donde trabaja como traductora y profesora de español en diferentes instituciones de corte académico.
LA RIQUEZA PLURAL DEL SENTIMIENTO AMOROSO
La poesía de José Ángel Buesa ha sobrevivido todos los embates. Escrita con elevada maestría y absoluta sinceridad, y con el deseo expreso de comunicarse con el hombre y la mujer corrientes, ha recibido de ellos la capacidad y energía para resistir escollos poéticos, estéticos, culturales, sociales, ideológicos, interpuestos por poderosos intereses. A través de ese hombre y esa mujer leales, que constituyen el fondo de oro demográfico de los lectores de poesía, el poeta ha permanecido vivo y resurge continuamente del batallado polvo del olvido. Como no han muerto sus versos, el poeta asoma de nuevo con suma frecuencia, y goza de una predilección que sus enemigos artísticos y comunicativos jamás pudieron alcanzar. José Ángel Buesa fue un notabilísimo poeta, y muchas de sus composiciones poseen una envidiable factura y una indiscutible altura expresiva, y los amantes de la poesía cubana deben agradecer con entusiasmo y sereno espíritu de reivindicación su legado lírico.
José Ángel Buesa (Cruces, Las Villas, 1910- Santo Domingo, República Dominicana, 1982). Poeta, traductor, escritor radial, dramaturgo. Máximo representante del neorromanticismo cubano. Se afirma que fue el poeta cubano más publicado en el siglo xx. Gozó de una popularidad extraordinaria.
UN POEMA MAGNO PARA COMENZAR
Muerte de Narciso es un poema único, suceso fabuloso de nuestra poesía, tan llena de episodios magníficos de la sensibilidad, del gusto, de la imaginación, del pensamiento, de la dignidad. Su hermoso torrente de imágenes emana una superioridad increíble de atmósfera, de índole apolínea, y es, simultáneamente, un desborde dionisíaco.
Desde las cornucopias clásicas nuestra poesía deseaba derramarse, acabar en plasma aéreo, arrastrar consigo los elementos sensoriales y coloridos del mundo en medio de una fábula locomotriz, internamente misteriosa, cuya maestría consistiera en dibujarnos un cosmos acabado con solo escorzos lumínicos, fragmentos que van volando hacia lo imposible.
Muerte de Narciso evoca en su inicio esa pujanza interior del desiderato clásico, con su incipit increíble, luminoso y elegante: Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo…; pero, urgido de recuperar su naturaleza plasmática, velozmente el canto siente el vacío de las orillas, suelta la podadera ilustrada, y entra en la sobreabundancia del plano, cabeceando sonoramente contra las márgenes.
Su movimiento es de ola que avanza y regresa, como una rueda simbólica, como un atleta de oxígeno que devora temporalidades y corre entre altos espejos, con el rostro egipcio volteado y la musculatura griega en tensión hacia el horizonte. Obra de un hombre sentado, jadeando, es, sin embargo, uno de los poemas más pulmonares de nuestra nación.
Su polígono de expresión es infinito, y una almendra recubre a otra, en capas que no conocen acabamiento. Su fábula, que utiliza como estribo el mito conocido, se dispara hacia lo desconocido, y entra en fábulas que saltan a los ojos, al pasar por los sintagmas sorprendentes, por las frases que coronan los verbos, por las distribuciones sintácticas ejemplares.
En este poema los cubanos abandonamos por un instante nuestro deficiente sentido del estar, tan lleno de coyunturas y límites, y penetramos en la casa del ser que todo lo unifica, en la sinrazón grandiosa de lo unitivo, donde nuestra desaforada necesidad de dominar la historia mengua su sentido, y adquiere el sentido de lo hermosamente perdurable.
Qué bueno que los cubanos tengamos este poema, pues al entrar en él nos equilibramos hacia lo alto y adquirimos una sensación de elocuencia total, de revelación saturada, de jocundidad expresiva, que tanto nos gusta, pero que pocas veces alcanza ala de tan magistral levantamiento. En este espacio de imaginación, ganamos realidades nuevas.
José Lezama Lima (Campamento de Columbia, Marianao, Habana, 1910- La Habana, 1976). Poeta, ensayista, novelista, cuentista, promotor, antólogo, crítico de arte, editor. Uno de los más importantes escritores del siglo xx en el ámbito iberoamericano. Aquí se comenta brevemente su poema inaugural Muerte de Narciso.
(Párraga, diciembre del 2020)
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