No solo se leen escritos de cualquier carácter, sino que también, y con mayor frecuencia y provecho, toda la realidad. La realidad es lecturable. Posee la propiedad de ser leída. Solo necesita buenos lectores, porque no todos pueden leer la realidad con suficiente luz y dignidad. Soñamos con que cada individuo se encuentre en condiciones de leer adecuadamente su destino y circunstancias sobre la tierra: es un ideal que amamos, y para el cual debemos luchar con tenacidad. Pero leer adecuadamente es mucho más difícil de lo que imaginamos. Lo más difícil es que cada individuo pueda leer de ese modo —con luz y dignidad— el tramado biográfico y social de su existencia. Debía ser trabajo de la familia y la escuela, en primer término, y del resto de las instituciones y las estructuras de poder, en segundo término, garantizar que cada uno de nosotros pueda leer lo real con suficiente luz y dignidad. Pero por ahora no ha sido posible, ni incluso cuando ha habido fuerzas sociales interesadas en lograrlo: precisamente, tal como hoy se conocen y desarrollan, todos esos componentes mencionados son partes sustanciales del problema. ¿Cómo reorganizar a los organizadores?¿En qué punto de apoyo colocar la palanca para que pueda alzar hacia una mayor adecuación tramados de tanta extensión y gravedad? La idea aducida en esta pregunta —apoyarse afuera para transformar adentro— parece imposible por la propia naturaleza de los sujetos que se implican en el cambio: como siempre han sabido los más lúcidos, el punto de apoyo ha de estar adentro, con lo cual torna complejo cualquier movimiento, pues la palanca ha de curvarse para enderezar, flexibilidad impensable para cualquier sujeto en que el pensamiento siga las leyes de la mecánica clásica. El pensamiento dicotómico que caracteriza nuestra actual mentalidad impide tal transformación, que le resulta inconcebible según su polaridad usual, que tiene mucho de mecanismo escalable. Pero en asuntos de este carácter no funciona la mecánica clásica si se quiere una transformación legítimamente humana: el punto de apoyo y la palanca deben moverse flexiblemente dentro del mismo espacio interior. Y aun así falta la variable más importante del movimiento: el deseo topológico de apoyar y alzar, a la vez, de todo el espacio interior donde se encuentra trabajando la palanca. El pensamiento dicotómico realiza una lectura siempre peligrosa y agresiva de lo que se desea transformar, y se fundamenta en la lógica monodireccional. Habría que cambiar el modo de pensar para que cada uno de nosotros se encuentre en condiciones de leer lo real de nuestro destino y circunstancia con luz y dignidad.
(Apunte del 22 de enero del año 2020 extraído de un cuaderno personal de notas. La ilustración es una descarga gráfica del autor).
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