El departamento de humanidades del preuniversitario Lázaro Peña en la capitalina zona del Este, en Alamar, se preparó para recibir al grupo CubaPoesía, que auspicia la UNEAC y que es responsable del Festival Internacional de Poesía de La Habana, así como el encargado de llevar el libro a cualquier rincón: ya sea escrito, ya sea a viva voz.
El 14, Día del Trabajador de la Cultura Cubana, a las 10:00 de la mañana, se reunieron allí Nubelia Leyva Ferrer, actriz y narradora oral; Mirtha Rivero, cantautora; Ramón Claver, poeta; Karel Leyva, poeta y promotor cultural y yo, Yohamna Depestre, narradora.
En el laboratorio de física se reunieron los alumnos de 12 grado, dispuestos a ser convencidos por el arte de la lectura, y el colectivo de la cátedra de Español y Literatura encabezado por Deisis Rodríguez Pegudos y compuesto por: Natalia Fernández del Valle, Ariel Argudín Bong, Aidelys Núñez Domínguez, Wilber Mora Lamas, Santiago Esccenicht y Julio Antonio Martínez-Valdivieso Suárez, quien nos recibiera con una olorosa taza de café. En la mesa, libros de la editorial Colección SurEditores expuestos para su venta.
Karel Leyva Ferrer hizo un pequeño recordatorio al joven público de que el motivo por el que se celebre el Día del Trabajador de la Cultura Cubana es rendirle homenaje a la figura de Raúl Gómez García, quien escribiera el poema «Ya estamos en combate» y cayera en el asalto al Cuartel Moncada. A continuación, el promotor leyó «El gigante» de Rubén Martínez Villena. Acto seguido, y también en su voz, de Eloy Machado Pérez, «El Ambia» y «Soy todo» —poema musicalizado por los Van Van; de Raúl Torres el poema «A Cuba»; de Gaetano Alonso Gabriel, «Apriétate a mí», perteneciente a su libro Nuncio.
Ramón Claver dijo dos décimas: «Cuba» y «Fidel», Yohamna un cuento de su libro D-21, titulado «Abikú», y el dúo Nubelia y Martha fueron la sensación del lugar que se ganaron las sonrisas, exclamaciones, emociones, casi lágrimas de los presentes con sus actuaciones. De ellas pudimos disfrutar: del libro Orike, de Gerogina Herrera, el cuento «Iya»; del libro Las escaleras son de tomate, de Waldo Leyva, «Ronda 1», musicalizado por Martha Rivero; de Nelson Simón, «Lilo y Nanana»; de Jairo Aníbal Niño los poemas «El cielo a pedacito» y «Primer amor». La mayoría de los poemas fueron acompañados por boleros antológicos como «Añoranza».
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