Lucila es mayor que yo, dieciocho años, siete meses y veintiún días. Recuerdo también las horas exactas de la diferencia, por supuesto, pero hace ya tiempo que no me abrumo con datos excesivos. Prefiero olvidar ciertas cifras, como las veces que nos hemos mudado de pueblo y ciudad y otros pormenores que en ciertos casos […] Leer más