
Bonifacio Byrne (Matanzas, 1861-1936) fue un poeta, dramaturgo y periodista cubano, conocido principalmente por sus poemas de exaltación independentista. Desde muy joven se decantó por la literatura y ya en 1890 funda junto a Manuel de los Santos Carballo el periódico La Mañana y luego, con Gumersindo Moreno, La Juventud Liberal.
Después de un período juvenil hacia la poesía modernista, su obra peregrinó hacia una lírica de compromiso con la causa libertaria y de condena al colonialismo español; convirtiéndole, a partir de 1896, en el intérprete de los entusiasmos y agonías del pueblo cubano en la lucha versus la corona española. Esta actitud, que se fue reforzando con el paso del tiempo y la madurez del poeta, determinaron que emigrara hacia Tampa, Estados Unidos, a raíz de la publicación de unos sonetos donde abordaba el fusilamiento de Domingo Mejía, que lo ponían en peligro.
Durante su estancia en esta ciudad, se desempeñó como lector de tabaquería y escribió para varias publicaciones de la época como el Patria, El Porvenir y El Expedicionario. En este destierro, desplegó una ardua labor separatista, y fundó el Club Revolucionario, del cual fue secretario. También en el exilio, en 1893, escribió su primer cuaderno de poemas Excéntricas, que fuera elogiado por el extraordinario bardo cubano Julián del Casal, que vio en él un hálito novedoso y maestría en la versificación.
Su producción literaria comprende también las obras dramáticas El anónimo, de 1905, Varón en la puerta, 1905, El legado, 1908, El espíritu de Martí, 1908 y Rayo de sol, 1911, algunas de las cuales llegaron a publicarse.
El 4 de enero de 1899, luego de concluida la guerra hispano-cubano-norteamericana, Byrne retornó a Cuba, a bordo del vapor Mascotte; ese mismo día, en la casa marcada con el número 9 de la calle Jesús María, de Guanabacoa, escribió su célebre poema «Mi Bandera», que no se publicó hasta el 5 de mayo de ese año en el periódico matancero de Cuba. El poeta desde el barco, al entrar a la bahía habanera, divisó la bandera cubana junto a la de EE. UU; esta imagen le hizo vislumbrar el futuro incierto de la Patria ocupada, y le inspiró el más conocido y recitado de sus poemas, que integra el volumen Lira y espada.
Su poema «A mi bandera» es uno de los más conocidos popularmente en Cuba por sus versos patrióticos y enérgicos, llegando a ser recordado como el poeta de la bandera. Entre sus libros poéticos figuran: Excéntricas (1893), Efigies. Sonetos patrióticos (1897) y Poemas (1903).
Selección de poemas
Analogías
Existe un misterioso sacramento entre la mano, el bálsamo y la herida, entre el lúgubre adiós de la partida y las secretas ráfagas del viento. Hay un lazo entre el sol y el firmamento; e igual excelsitud, indefinida, entre el ave, en el aire suspendida, y el acto de nacer el pensamiento. Hay un nexo entre el ósculo y el trino, entre la copa, el labio y la fragancia que se desprende de un licor divino. Y hay una milagrosa consonancia entre el árbol y el surco del camino y el mensaje de amor y la distancia.
¡Déjalos!
¡Dejalos! Aunque el mundo te señale con su dedo inflexible, ten valor que donde quiera que tu pie resbale, para apoyarte encontraras mi amor. Yo seré tu sostén, seré tu guía…; todo lo que tú quieras yo seré, porque has desenterrado mi alegría… y has hecho más aún: ¡La has puesto en pie! Hasta que no te vi temblé de frío; ¡No hay cosa que hiele más que el pesar! Ya que estaba tan pálido y sombrío, y al verte me sentí resucitar. Mi vida es otra noche por lo oscura, pero te pertenece aún siendo así; vale mas que mi vida tu hermosura y toda entera me la diste a mí. ¿Qué importa el mundo ni su juicio vano? ¡Su pequeñez no alcanza a nuestro amor! ¡La rosa que ha nacido en un pantano aunque el mundo no quiera es una flor!
Mi bandera
Al volver de distante ribera, con el alma enlutada, y sombría afanoso busqué mi bandera ¡y otra he visto además de la mía! ¿Dónde está mi bandera cubana, la bandera más bella que existe? ¡Desde el buque la vi esta mañana, y no he visto una casa más triste!… Con la fe de las almas austeras hoy sostengo con honda energía que no deben flotar dos banderas donde basta con una: ¡la mía! En los campos que hoy son un osario vio a los bravos batiéndose juntos, y ella ha sido el honroso sudario de los pobres guerreros difuntos. Orgullosa lució en la pelea, sin pueril y romántico alarde: ¡al cubano que en ella no crea se le debe azotar por cobarde! En el fondo de obscuras prisiones no escuchó ni la queja más leve, y sus huellas en otras regiones son letreros de luz en la nieve… ¿No la veis? Mi bandera es aquélla que no ha sido jamás mercenaria, y en la cual resplandece una estrella con más luz, cuanto más solitaria. Del destierro en el alma la traje entre tantos recuerdos dispersos y he sabido rendirle homenaje al hacerla flotar en mis versos. Aunque lánguida y triste tremola, mi ambición es que el sol con su lumbre la ilumine a ella sola —¡a ella sola! — en el llano, en el mar y en la cumbre. Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía…
Harén de estrellas
Del mar vecino hasta la margen llego y lanzándome en alas de la mente, antes de que se extinga el sol poniente, monto de un salto en su corcel de fuego. Evoluciono en el espacio…. Luego cruzo como un relámpago el ambiente, las águilas contemplo frente a frente y mi bandera en el azul despliego… Escribo un madrigal en una nube, y, al ver que exangüe, mi corcel no sube al asilo en que mueren las querellas, un alcázar fabrico en un celaje, y cada vez que vuelvo de ese viaje torno feliz con un harén de estrellas.
¿Cual sería…?
¡Se fue del mundo sin decirme nada! Cesaron de su pecho los latidos, sin que su voz llegase a mis oídos, triste, como una antífona sagrada. En su alcoba revuelta y enlutada quedaron sus recuerdos esparcidos, como quedan las plumas en los nidos, si el ábrego sacude la enramada. Dios, para quien no existe un solo arcano, únicamente contestar podría esta pregunta, que formulo en vano: «Su último pensamiento, cuál sería, cuando, muriendo, me apretó la mano y cruzó su mirada con la mía?»
Nuestro idioma
Hallo más dulce el habla castellana que la quietud de la nativa aldea, más deleitosa que la miel hiblea, más flexible que espada toledana. Quiérela el corazón como una hermana desde que en el hogar se balbucea, porque está vinculada con la idea, como la luz del sol con la mañana. De la música tiene la armonía, de la irascible tempestad el grito, del mar el eco y el fulgor del día; la hermosa consistencia del granito, de los claustros la sacra poesía y la vasta amplitud del infinito.
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