Borís Leonídovich Pasternak (Moscú, 29 de enerojul./ 10 de febrero de 1890greg. – Peredélkino, cerca de Moscú, 30 de mayo de 1960)[1]fue un poeta y novelista ruso, Premio Nobel de Literatura en 1958.
Notas biográficas
Pasternak nació en el seno de una familia de origen judío–ucraniano [2]. Su padre fue el destacado pintor post-impresionista Leonid Pasternak, profesor en la escuela de pintura de Moscú, amigo del joven Rilke; por otro lado, su madre, Rosa Kaufman, fue una famosa concertista de piano. Borís tenía un hermano, llamado Alex y dos hermanas, llamadas Lydia y Josefina. Según una carta de Leonid Pasternak a Jaim Najman Biálik escrita en 1923 los Pasternak descendían de Isaac Abravanel [3][4].
Pasternak creció en una atmósfera cosmopolita: en su casa desfilaban artistas como Serguéi Rajmáninov, León Tolstói o Rainer Maria Rilke. El ambiente cultural que le rodeaba fue pues muy elevado.
Su padre se convirtió del judaísmo al cristianismo ortodoxo, lo que tuvo un gran impacto en la vida del joven escritor. En muchos de sus poemas sobrevuelan referencias cristianas. Estudió filosofía en la Universidad de Moscú y en la de Marburgo, en Alemania, junto a Hermann Cohen y Nicolai Hartmann. Sin embargo, decidió renunciar a la filosofía como profesión. Regresó a Moscú en 1914 y publicó su primera colección de poemas ese mismo año. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó en una fábrica de productos químicos en Perm, en los Urales; seguramente aquí encontró material que luego utilizaría en Doctor Zhivago.
Trayectoria literaria
Pasternak destacó enormemente por su poesía, como hoy se reconoce: El gemelo en las nubes (1914), Mi hermana la vida (1917), El año 1905 (1927), Segundo nacimiento (1934) son algunas de sus grandes obras poéticas. Además de Aleksandr Blok, Velimir Jlébnikov, Vladímir Mayakovski y Serguéi Yesenin. De hecho, Pasternak es uno de los cuatro poetas más destacados, en la primera mitad del siglo XX, con sus amigos Anna Ajmátova, Marina Tsvetáyeva y Ósip Mandelstam, todos de vida trágica dadas las imposiciones políticas.
Como tantos otros de los grandes, perdió la protección de las autoridades soviéticas en la década de los 30 (Gran Purga); se le acusó de subjetividad, aunque consiguió escapar del Gulag. A partir de entonces se ganó la vida traduciendo a los clásicos. Fue un traductor del alemán (Kleist, Brecht), pues había estudiado en Marburgo, y a partir de entonces de Shakespeare, cuyas versiones son canónicas. Pasternak creció en una atmósfera cosmopolita: en su casa desfilaban artistas como Serguéi Rajmáninov, León Tolstói o Rainer Maria Rilke. El ambiente cultural que lo rodeaba fue pues muy elevado.
La Revolución Rusa de 1917 significó el inicio de la fama de Pasternak como poeta. Sus Cartas del verano de 1926, unidas a las de Rainer Maria Rilke y Marina Tsvietáieva; [5] muestran la gran categoría de su visión literaria y la reunión de culturas afines.
Para un gran eslavista, el crítico Angelo Maria Ripellino, Pasternak fue poco propenso a deshumanizar la palabra (por contraste con varios de su generación, de grandes poetas), y el “frescor emotivo de sus metáforas se complica al entrecruzarse con varios elementos culturales”; a través de sus versos, de reminiscencias literarias, “se transparenta en cada instante una viva pasión por la música, por las doctrinas filosóficas y por las experiencias de la poesía occidental”. [6]
Como tantos otros de los grandes, perdió la protección de las autoridades soviéticas en la década de los 30 (Gran Purga); se lo acusó de subjetividad, aunque consiguió escapar del Gulag. A partir de entonces se ganó la vida traduciendo a los clásicos. Fue un traductor del alemán (Kleist, Brecht), pues había estudiado en Marburgo, y a partir de entonces de Shakespeare, cuyas versiones son canónicas.
Por otra parte, destacan su excelente prosa de El salvoconducto, con muchas noticias bio-bibliográficas. Y sus relatos.
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