1. ¿La mujer invisible?
«Cuando yo era niña mi sueño era ser hombre para defender al Brasil, porque yo leía la Historia del Brasil y sabía que existía la guerra. Sólo leía nombres masculinos como defensores de la patria. Entonces yo le decía a mamá:
—¿Por qué no me convierte en hombre?»
(Carolina María de Jesús, La favela)
La inquietud infantil de Carolina parecería justificada, si se observa la selección de autores en una obra de referencia casi obligatoria para estos apuntes, la Pequenha bibliografía crítica da literatura brasileira (Ministério de Educação e Cultura do Brasil, primera edición, 1949), del crítico literario Otto Maria Carpeaux: dentro del total de 170 autores incluidos, sólo aparecen 5 nombres femeninos. Por su parte, el poeta Manuel Bandeira, en Panorama de la poesía brasileña (Fondo de Cultura Económica, México-Argentina, 1951), anexa una breve antología donde sólo hay una mujer entre 40 poetas (la insoslayable Cecília Meireles, una de las cinco autoras que figuran en la obra de Carpeaux).
En parte, la fecha de edición de ambos textos (Bandeira, 1946; Carpeaux, 1949) condiciona el que sus autores mencionaran o no a esta o aquellas escritoras: realmente la actividad literaria de las mujeres se ha ido incrementando con el paso del tiempo, al menos en cuanto a publicaciones. Pero la Pequenha bibliografía se reeditó en 1965, fecha ya no tan lejana, y la nueva edición no recoge más nombres de mujeres que la anterior; y en la Introducción a la literatura del Brasil (1965), António Cándido solo hace referencia a tres autoras.
En la Historia concisa de la literatura brasileña (Fondo de Cultura Económica, México, 1979), de Alfredo Bosi, la mujer ya es un poco más «visible»: Bosi menciona a numerosas escritoras y se detiene a analizar la obra de las que considera más destacadas. Es de esperar que en adelante los historiadores literarios brasileños continúen tomando en cuenta a la mujer que escribe, pues ignorarla impide una justa valoración de cualquier literatura nacional. La intención de estos comentarios, como se anuncia desde el título, es precisamente resaltar la presencia femenina en las letras del Brasil.
2. Algunas autoras
Narcisa Amália de Oliveira Campos, nacida en São João de Barra el 3 de abril de 1852, es la primera escritora a quien se menciona en las obras consultadas. A los 20 años, en pleno auge de lo que más adelante sería llamado «romanticismo liberal», publica bajo el título Nebulosas (Rio de Janeiro, Garnier, 1872) sus poemas, en los que se distancia del romanticismo individualista para volcarse hacia una poesía de inspiración social. Narcisa Amália murió en Rio en 1924.
Auta de Sousa (Macaíba, Rio Grande do Norte, 1876-Natal, Rio Grande do Norte, 1901), dejó en su libro Horto (Huerto) poemas impregnados de espiritualismo religioso, con los que se aparta del simbolismo imperante en su época. Por su parte, Francisca Julia de Silva (Xiririca, São Paulo, 1874-São Paulo, 1920) publicó su poesía parnasiana en Mármores (São Paulo, 1895) y Esfinges (1903); y en su momento fue famosa, pero a la fecha de publicación de la ya mencionada Pequenha bibliografía… estaba, según Carpeaux, inmerecida y casi totalmente olvidada.
Cecília Meireles, a quien se considera la más importante voz femenina de la poesía brasileña en la primera mitad del siglo XX, nació en Rio de Janeiro en 1901 y murió en la misma ciudad en 1964. Su obra poética, de gran lirismo, es aparentemente sencilla en la forma y compleja en imágenes y contenido. Inició su carrera literaria con la publicación de Espectros (1919), una colección de sonetos de corte simbolista, pero en toda su obra se manifiestan rasgos de otros movimientos literarios, por lo que su poesía es conceptuada como intemporal. Publicó también, entre otros, Nunca mais e Poema dos Poemas (1923), Viagem (1939), Vaga música (1942), Mar absoluto (1949) y Romanceiro da Inconfidência (1953).
Clarice Lispector (1920-1977), hija de emigrados rusos, nació en una pequeña aldea de Ucrania y arribó al Brasil con sus padres cuando apenas contaba dos meses de nacida. Graduada de Derecho, periodista, cuentista, autora de libros infantiles, novelista, a Lispector se le ha llamado «la Virginia Woolf brasileña» por su empleo magistral de los recursos del lenguaje y la hondura filosófica de su obra, en la que aborda no solo la situación de la mujer en la sociedad, sino también las interrogantes cardinales de la existencia humana y las inquietudes del ser humano como persona. Sus obras narrativas y sus crónicas han sido reeditadas una y otra vez en el Brasil, y traducidas a varios idiomas. Su novela La pasión según G. H. (1964) fue publicada en Cuba por Casa de las Américas en 1982; la misma editorial acaba de publicar Cerca del corazón salvaje, la opera prima de Clarice (1943), que poco después de su primera edición mereció el premio Graça Aranha de la Academia Brasileña de las Letras.
Carolina Maria de Jesús nació en Sacramento, Minas Gerais, en 1914, y solo pudo asistir a la escuela hasta el segundo grado. En 1937 se fue a São Paulo y allí ganó el sustento como empleada doméstica; después de tener su primer hijo se vio obligada a mudarse a un barrio de indigentes, donde vivió durante 15 años y tuvo 2 hijos más. Su diario, transformado en libro, es la crónica de su vida en la favela de Canindé. Una mujer que apenas fue a la escuela emerge de la multitud y escribe para reclamar sus derechos como mujer y como persona: Quarto de despejo (1960) refleja la miseria de los más pobres, y de las mujeres entre los más pobres. Fue un éxito inmediato de venta; traducido a diversos idiomas, alcanzó sucesivas ediciones en Brasil y en el extranjero (en Cuba se publicó bajo el título La favela, Casa de las Américas, La Habana, 1965). Carolina murió en 1977 en Parelheros, estado de São Paulo.
También se impone mencionar a las poetas Renata Pallottini, Lélia Coelho Frota y Celina Ferreira; las narradoras María Alice Barroso, Lygia Fagundes Telles, Elisa Lispector, Helena Silveira, Nélida Piñón, Dinah Silveira de Queiroz (autora de la novela en que se inspiró el guión de La muralla, telenovela vista hace algunos años en Cuba), y las dramaturgas Consuelo de Castro y Leilah Assunçao, entre muchas otras.
«A un estudio sobre la poesía brasileña no le puede faltar la referencia a algunas versiones de grandes poetas extranjeros», afirma Alfredo Bosi (Historia concisa de la literatura brasileña, ed. cit.), y cita entre esas traducciones las Elegías de Duino de Rilke por Dora Ferreira da Silva, A canção de amor e de morte do Porta-Estandarte Cristovão Rilke por Cecília Meireles, y Poesía de Rosalía de Castro por Ecléa Bosi.
Desde la década del 60 del siglo XX hasta la fecha, gran número de obras de autores clásicos y contemporáneos del Brasil, mujeres entre ellos, han sido publicadas por editoriales cubanas: las ya mencionadas La favela, de Carolina María de Jesús (1965), La pasión según G. H. (1982) y Cerca del corazón salvaje (2005), de Clarice Lispector, por Casa de las Américas; el plaquette Poesía de Cecília Meireles, por Arte y Literatura, 1991; las autoras incluidas en las antologías de poesía, teatro y cuento publicadas por las editoriales Casa de las Américas (Poesía brasileña, Siglo XX, 1986) y Arte y Literatura (Teatro brasileño contemporáneo, 1986, y Cuentos brasileños contemporáneos, 1991), y la antología poética Apenas una rosa, de Cecília Meireles, publicada por Arte y Literatura en 2013.
En la riqueza de la literatura brasileña, en su carácter multifacético que se corresponde con la diversidad de etnias y regiones que conforman un país inmenso, son esenciales el aporte de la mujer como autora y el acercamiento de la creación literaria a la temática femenina.
Visitas: 130
Deja un comentario