Dicho volumen constituye una compilación realizada por la doctora Laidi Fernández de Juan, como obsequio literario al cumpleaños 85 de su progenitor, el poeta, escritor, ensayista y profesor universitario, Roberto Fernández Retamar (1930-2019).
Esa obra recoge los múltiples mensajes de felicitación que llegaron de todas partes de la mayor isla de las Antillas y del exterior, y dedicar esa prueba fehaciente de amistad, cariño y respeto que se le profesara al recién fallecido vate habanero. Todo se había organizado dentro del más absoluto silencio, y cada día llegaban más y más epístolas.
Según relata Alfredo Zaldívar, director de Ediciones Matanzas, uno de los seleccionados para escribir acerca del cubanísimo bardo, pensó en que ese libro único e irrepetible “podría convertirse en un regalo, no solo para el homenajeado, sino que nos llegara a todos los lectores (…)”.
De esa manera, después de revelado el secreto, el doctor Roberto Fernández Retamar aceptó la proposición y escribió un epílogo con el cual culmina la obra, y en el que manifiesta su agradecimiento a todos y cada uno de los amigos, ex discípulos y escritores que integraron el proyecto.
Algunos de los incluidos en esa loable tarea fueron los doctores Miguel Barnet, Aurelio Alonso, Graziella Pogolotti y Félix Julio Alfonso, así como los ilustres intelectuales Alpidio Alonso, titular de Cultura, Jesús Barquet, Vicente Battista, Atilio Borón, Marilyn Bobes, Víctor Casaus, Álvaro Castillo, Norberto Codina, Josefina de Diego, Abel Prieto, Margaret Randall, Silvio Rodríguez, entre otras personalidades de la cultura nacional y de mucho más allá de nuestras fronteras geográficas
A título de ejemplo, citaré lo que expresó al respecto el crítico y ensayista Víctor Fowler:
Gracias Roberto, por el trabajo de pensar. ¿Pensar qué? ¡La dificultad! De estar en esta isla, de la condición latinoamericana, de la pertenencia a espacios de subalternidad, del poderoso orgullo de la autoctonía y la rebelión, de la poesía en su dificultad y fuerza (…) Gracias por los ensayos que bien recuerdo —y que discutí y discuto—, por la calidez de la palabra poética, así como por la capacidad de soñar para la vida (…) otra vida.
Solo me resta recomendarles la lectura de Buena suerte viviendo… a los fieles amantes de la gigantesca obra poético-literaria (incluida la ensayística, por supuesto), crítica y pedagógica del doctor Roberto Fernández Retamar, gloria de las letras cubanas y de todo el orbe.
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