El español Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura en 1989, arribó a La Habana en enero de 1965 como jurado del Concurso Casa de las Américas. Era entonces un autor maduro, de casi 50 años, y de él se expresaba en un diario cubano que «representaba el más alto nivel de la literatura moderna en España».
Cela dio una conferencia el día 4 de febrero, el tema de esta versó sobre «La obra literaria del pintor Solana», faceta poco conocida de este artista y en declaraciones para el periódico Revolución —también con fecha del día 4—, expresaba así: «Si hay algo determinante en mi obra es la sinceridad. La literatura no tiene otro sentido que despertar en las conciencias verdades inmanentes: la justicia, el amor, la paz, pongo por ejemplos».
De la literatura cubana dijo: «Conozco a Alejo Carpentier, un escritor extraordinario (…) y también la excelente poesía de Nicolás Guillén».
Residente entonces en Palma de Mallorca, Cela dirigía la revista Papeles de Son Armadansy era miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Se alojó en el hotel Riviera y entre quienes se acercaron para saludarlo estuvo el escritor Francisco Martínez Mota, viejo amigo suyo de la infancia, por largo tiempo establecido en Cuba.
Durante los días de lectura de las obras en concurso, desde finales del mes de enero hasta inicios del de febrero, Cela participó del homenaje dado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba a los jurados y aprovechó para esbozar algunos aspectos de su vida literaria: «Empecé a escribir —dijo— desde que me enseñaron a calzar las letras unas con otras, pero publiqué por primera vez a los 18 años».
Nacido en La Coruña en 1916, y con una obra abarcadora de diversos géneros —novela, cuento, poesía— alcanzó su primer éxito editorial en 1943 con la novela La familia de Pascual Duarte, la cual la crítica consideró de vigorosa expresión de realismo existencial.
Su producción narrativa incluye La colmena, obra que estimuló la corriente del realismo social español; Mrs Caldwell habla con su hijo, novela sicológica desconcertante y La catira, que se desarrolla en torno a la naturaleza venezolana y recrea el español que se habla en América. Cela es uno de esos narradores cuya obra se ha incorporado al séptimo arte y disfrutamos también a través de la pantalla.
Otros libros de Cela llevan por título Tobogán de hambrientos, Oficio de tinieblas, Mazurca para dos muertes… y además, Diccionario secreto, el cual aborda temas polémicos sobre el idioma, reveladores de la erudición de su autor.
De orientación política derechista, trabajó a favor de los nacionalistas durante la Guerra Civil española y después, lo cual le criticaban sus colegas del ala izquierda. Pero como hombre de humor implacable dedicó algunos de sus libros «a mis enemigos que tanto me han ayudado en mi carrera».
Entre los mayores reconocimientos recibidos, figuran el Premio Nobel de Literatura en 1989, y el Premio Cervantes en 1995. No es poco.
Murió a los 85 años, el 17 de enero de 2002.
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Publicado en el libro La Habana, un buen lugar para escribir, de Leonardo Depestre, que puede descargar en nuestro portal.
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