La discusión sobre la posibilidad y utilidad de traducir poesía es de larga data. Revisando catálogos editoriales mientras investigaba sobre la publicación en Cuba de literaturas de lengua alemana y de poesía lusófona, pude constatar que la poesía traducida ha sido menos publicada que las traducciones de otros géneros literarios. Ante esto me he preguntado más de una vez: ¿será que, por el grado de dificultad que conlleva la traducción de poesía, pocos traductores se atreven a emprender esta compleja tarea? ¿O es que quienes deciden publicar poesía traducida o no hacerlo, la valoran negativamente?
En trabajo de curso correspondiente al segundo año de la Licenciatura en Lengua Alemana, los entonces estudiantes Rainer M. Companioni Sánchez y Alex J. Martínez Peña afirmaban:
Teniendo en cuenta el hecho de que la simple lectura de un poema puede ser compleja incluso para los lectores de la misma lengua en que fue escrito, podremos quizás, sin haber pasado nunca por esa experiencia, hacernos una idea de la ardua labor que debe realizar un traductor de textos poéticos. Al traducir poesía, en la que contenido y forma se presentan en compleja y estrecha unión, no se puede hacer un traslado literal condicionado solo por la forma o el contenido…1
Como se sabe, sobre este tema abundan las opiniones contrapuestas de poetas y estudiosos. El lingüista y semiótico ruso Roman Jakobson afirmó que “la poesía, por definición, es intraducible”.2 Y es famosa la frase de Robert Frost: “La poesía es aquello que se pierde en las traducciones”. (Traducir los versos de Frost a diversos idiomas ha sido una dulce venganza para los profesionales del ramo.)3
Muy conocida, y totalmente opuesta a las dos anteriores, es la opinión del poeta, ensayista y traductor mexicano Octavio Paz, Premio Cervantes de Literatura en Lengua Castellana 1981 y Premio Nobel de Literatura 1990:
La condenación mayor sobre la posibilidad de traducción ha recaído sobre la poesía. Condenación singular si se recuerda que muchos de los mejores poemas de cada lengua de Occidente son traducciones (…) La actividad del traductor es paralela a la del poeta, con esta diferencia capital: al escribir, el poeta no sabe cómo será su poema; al traducir, el traductor sabe que su poema deberá reproducir el poema que tiene bajo los ojos.4
Veamos ahora la opinión de otro estudioso. Como parte del mencionado trabajo de curso, los ya citados autores Rainer M. Companioni Sánchez y Alex J. Martínez Peña entrevistaron al ensayista y crítico Enrique Saínz, quien valora altamente la labor desempeñada por el traductor de poesía. Dice Saínz:
…Efectivamente. es casi imposible verter en toda su fuerza y en toda su plenitud a un gran poeta. Tú lees una versión y estás leyendo lo que te dice el traductor que dice allí. Si tú supieras bien ese idioma tendrías una ventaja incuestionable, la de hacer tu versión. Pero se puede dar el caso, y no creo que sea infrecuente, de que el traductor te esté dando la versión verdadera o más fiel a la verdad que la que vas a tener si tú lo lees en el original, porque él tiene unas lecturas, un conocimiento del idioma, una experiencia, una visión del mundo que lo acercan más que lo que te puedes acercar tú en diálogo directo con el poeta. Un buen traductor te puede revelar el significado de un verso que tú lo leíste en el original y no lo entendiste.5
2. Ecos y caminos
Nacido en Düsseldorf en 1797, Heinrich Heine es sin duda uno de los poetas alemanes más conocidos fuera de su país, precisamente porque su obra ha sido traducida a diversas lenguas en diferentes épocas. Varios poetas cubanos del siglo XIX tradujeron poemas suyos,6 y en 2002 el colega Francisco Díaz Solar publicó una antología de Heine titulada Enfant perdu y otros poemas, que ratifica la vigencia de la poesía heineana en la actualidad.7
José Lezama Lima recoge en su Antología de Poesía Cubana8 una versión del “Lied 47” de Heine, hecha por el poeta cubano Juan Clemente Zenea y probablemente basada en una traducción anterior, al inglés o al francés. Aunque Zenea realizó traducciones de poesía sobre todo desde esos idiomas, en su libro Cantos de la tarde se incluye como traducción del alemán un poema titulado “Las tres novias del poeta”.9 Los Cantos de la tarde de Juan Clemente Zenea fueron publicados por primera vez en 1860 en la Imprenta La Antilla, de La Habana, con prólogo del poeta Joaquín Lorenzo Luaces.
En Internet aparece el poema traducido al catalán, en Lo Càntich, Revista digital de poesia, art i cultura.10 El poeta-traductor catalán consigna a Zenea como autor del texto de partida:11 “Las tres novias del poeta” (Cantos de la tarde, Juan Clemente Zenea, Bayamo, Cuba, 1832 – L’Havana, 1871.). Traducció: Toni Arencón i Arias,12 “Les tres núvies del poeta”. A continuación se presenta en la revista digital el poema en catalán y en español.
“Las tres novias del poeta”
Juan Clemente Zenea
Tres novias tiene el poeta:
la primera es la mañana,
rubia virgen que se envuelve
en un manto de oro y plata.
Y la segunda es la tarde,
la beldad morena y lánguida
que con gasas de luz fúlgida
adorna su frente pálida.
–¿Cuál es la tercera entonces?
–La noche, la más amada,
la que entre blondas de luna
soñolienta y triste pasa.
Cuando llega la primera
con las puntas de sus alas
hace vibrar los idilios
sobre las cuerdas del arpa.
Al beso de la segunda
salen del fondo del alma
con la voz del sentimiento
los romances y baladas.
La tercera viene luego
la bella musa elegiaca,
y le brinda en copa de oro
la inspiración de las lágrimas.
Me ha sido imposible localizar el texto de partida de “Las tres novias del poeta”, imprescindible como referencia comparativa para analizar o comentar la traducción de Zenea. Pero la belleza de la versión, del poema traducido en sí, me recuerda la frase de Jorge Luis Borges: “En algunos casos, el original es infiel a la traducción”. Si en realidad existen tales casos, bien pudiera ser este uno de ellos.
Estas y otras contingencias me hacen pensar la traducción de poesía como un juego de ecos, donde lo dicho en una lengua es repetido en otras lenguas por otras voces. Una piedra lanzada al agua origina incontables círculos concéntricos; una imagen poética va suscitando infinidad de otras imágenes en un proceso interminable, cuyos caminos pueden ser tan raros como sorprendentes.
Para concluir, un breve comentario sobre dos libros, que ejemplifica lo que antes afirmábamos sobre la traducción poética como un juego de ecos. El poema “Anna Blume”, escrito por el alemán Kurt Schwitters en 1919, dio motivo a los organizadores de la expo mundial de Hannover, en el año 2000, para una convocatoria muy especial: escritores de diversos países fueron invitados a traducir “Anna Blume” a sus respectivas lenguas y a escribir un poema en respuesta. El resultado fueron 154 versiones procedentes de 137 países; facsímiles de los manuscritos de esas traducciones fueron recogidos en el libro Anna, que contiene 154 versiones diferentes de un solo poema. En otro libro, Anna Blume und zurück (Anna Blume y de vuelta) se recogieron, junto a su traducción al alemán, más de cien poemas en distintos idiomas, respondiendo al original de Schwitters: una muestra de la repercusión de un texto poético, estimulante para los traductores de poesía.
Notas
1. Rainer M. Companioni Sánchez y Alex J. Martínez Peña: “Diálogos con Rainer M. Rilke: La traducción de poesía como elemento mediador entre escritores de lenguas diferentes” (citado por OSG en “Traducción y escritura”, revista Revolución y Cultura, marzo-abril 2009, no. 2). Todos los subrayados en negritas son míos.
2. “On Linguistic Aspects of Translation”, 1959.
3. En Cuba, la camagüeyana Editorial Ácana publicó la poesía de Robert Frost en traducción de la colega Isabel Serrano.
4. PAZ, Octavio. Literatura y literalidad, El signo y el garabato. Citado por: BRADU, Fabienne. Octavio Paz traductor. [online]. [10 de mayo de 2008]. Disponible en: www.letraslibres.com
5. Rainer M. Companioni Sánchez y Alex J. Martínez Peña, “Diálogos con Rainer M. Rilke: La traducción de poesía como elemento mediador entre escritores de lenguas diferentes”, segunda parte: Entrevista a Enrique Saínz, publicada en www.cubaliteraria.cu el 20 de septiembre de 2012.
6. Díaz Solar señala que Francisco Sellén fue “el primero que tradujo completo al español el Intermezzo lírico, en versión directa y rítmica” (op. cit., p.
7. Ediciones Torre de Letras, La Habana, 2002.
8. José Lezama Lima: Antología de la poesía cubana, Editora del CNC, La Habana, 1965.
9. En su libro Las letras alemanas en el siglo XIX cubano, Francisco Díaz Solar se refiere a “Las tres novias del poeta” como “una traducción del alemán” que aparece “en la edición de 1872 de la poesía de Zenea”.
10. cantich.blogspot.com/2010/lo-cantich-numero-1-hivern-2010.html (consultado el 4-11-2011)
11. También en el sitio www.poeticas.es aparece Zenea como autor de “Las tres novias…”.
12. Toni Arencón i Arias, El Prat de Llobregat, 1963; poeta y editor de la revista digital Lo Càntich.
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