En «Libro a la carta», espacio que se realiza en la librería Fayad Jamís, dirige el periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa y auspicia el Instituto Cubano del Libro, estuvo invitada —como ella misma se catalogara— «una mujer que escribe».
Caridad Atencio Mendoza, quien nació en el seno de una familia humilde en 1963, es una poeta y ensayista prolífera, y una investigadora incansable que ostenta la Distinción por la Cultura Nacional, estudiosa del Apóstol, y cuyas obras han sido traducidas al inglés y al sueco; sin embargo, en su niñez, en su casa —nos cuenta—, solo existía un libro: La Edad de Oro y en él aprendió las primeras letras y a mejorar su caligrafía. La cultura le llegó por la radio y sus primeros escritos (en libretas), pasaron de mano en mano por sus compañeros de estudios. Puso en la planilla de solicitud de carrera la Historia en primera opción y de segunda Filología, pero el destino escogió para ella la segunda, cosa que le alegra.
Con su personalidad seria y tímida contó al público asistentes que aunque no aprendió nada en los talleres literarios, en ellos encontró al que sería su compañero de vida, el poeta Rito Ramón Aroche, quien la convence de no acudir más allí y le orienta lecturas y formas de escrituras.
El interés por la obra de José Martí la lleva también por el camino de las letras, pues al ser ubicada, casi recién graduada, en el Centro de Estudios Martianos, haciendo fichas de sus textos lo descubre y se descubre a sí misma. La experiencia de leer a Martí es fuerte —dice la Atencio.
Su primer poema fue un salto al vacío —así lo describió al recordarlo —, por el cambio mental y el compromiso con la escritura. Su obra es reconocida por ser muy personal y elaborada, se podría decir exquisita. Caridad confiesa que su esposo, Rito, la enseñó a pensar en el libro como un todo y no en poemas sueltos que después se agrupan. Eso hace ver su obra como algo terminado, maduro.
Estamos en este tiempo como varados —explica sobre la imposibilidad de publicar—, ella como escritora necesita socializar lo que escribe, por eso no le interesa en qué formato estén sus libros, aunque se le dificulta leerlos en digital, quizás sea —apunta—, por el poco dominio que posee de la tecnología.
Habla de sus proyectos futuros, como por ejemplo, acerca de un escrito en versos sobre el mundo de su familia, de la investigación de los Diarios de Campaña José Martí, de la que saldrá publicado un ensayo en la revista Casa de las Américas, de la espera por la publicación en formato de papel de Polvo de alas de mariposa, que vio la luz en versión digital por el Centro de Estudios Martianos.
Opina que la divulgación de la figura del Apóstol es compleja, porque muchas veces se le saca de contexto, al no leer completamente el verso, la oración o el texto elegido. A modo de ejemplo leyó fragmentos de su mencionado ensayo —pronto a salir por Casa de las Américas— sobre los «Diarios martianos», su forma, estilo y conjunto.
Esta poeta, que siempre ha enfocado la narrativa desde la poesía, solo quiere que la musa la siga visitando, porque aún tiene mucho que decir sobre Martí, a quien considera un clásico de nuestra lengua y un caudal inagotable de sabiduría y belleza. Para ella un libro es un viaje de la conciencia por un estado.
Casi al culminar el diálogo con el anfitrión del espacio, Caridad Atencio escogió para leer nueve poemas inéditos de un proyecto que aún no tiene título. Además, el público presente pudo adquirir dos de sus libros: Historia de un abrazo, poemario publicado por la Editorial Letras Cubanas y De la escritura rota y los restos de la memoria. Apuntes en hojas sueltas de José Martí, libro de ensayos que forma parte de la Colección Diálogos de la Editorial Oriente.
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