En los fondos correspondientes a Aurelia Castillo de González que se encuentran en el Museo Provincial Ignacio Agramonte en Camagüey apareció una carta inédita del poeta Julián del Casal a su amiga principeña.
Es conocida la entrañable amistad que unió a ambos poetas. Casal admiraba el refinamiento, la cultura y nobleza de corazón de Aurelia Castillo de González al igual que a su esposo Francisco González del Hoyo. Entre las múltiples muestras de esta profunda amistad y respeto mutuo por la obra de cada uno están los poemas que la principeña le dedica a Casal. Ellos traslucen ese diálogo encantador que una mujer como Aurelia Castillo de González supo entablar con la literatura de su tiempo y con el propio poeta. Es lo que se evidencia en ese juego que hace con el poema casaliano «Maja», donde toma la última palabra de cada uno de los últimos versos de Casal y las recrea en un diálogo único con el poema de su querido amigo. Es aquí, por cierto, donde la palabra lírica de Aurelia Castillo de González se aproxima más al tono modernista, y lo hace de manera tal, que si se comparan la «Maja», de Casal y la versión que del mismo hace la escritora camagüeyana, resulta difícil hallar grandes diferencias de escuela literaria, para no decir que también es tarea ardua decidir cuál de los poemas es mejor.
Esa amistad se hace patente en esta misiva al confiarle el poeta a su amiga que sea ella la que escoja los poemas de su autoría que van a leerse en la velada dedicada a Mercedes Matamoros. No parece que Casal gustase de lecturas en público y hace lo evidencia en la carta. Y es que, Aurelia Castillo de González, ante la dolorosa situación económica y de salud de Mercedes Matamoros, conjuntamente con otros amigos como Antonio del Monte, Luisa Pérez de Zambrana y el propio Julián del Casal, promovió que se publicaran las poesías completas de la poeta cienfueguera a fin de que con los fondos se le comprara una casa y pudiera sufragar la publicación de toda su obra lírica.
Aurelia Castillo escribió el prólogo al libro de Mercedes Matamoros a la vez que preparó la velada a la que hace referencia Casal en su misiva. Domitila García de Coronado en el Álbum poético fotográfico de escritoras cubanas al presentar a la autora de Sensitivas se refiere al éxito que tuvo aquel grupo de amigos:
El señor Antonio del Monte, […] abrió una suscripción pública en el prestigioso periódico «El País» […] con el fin de recaudar el suficiente dinero para imprimir las exquisitas poesías de que era autora, y con su producto comprarle una casa. El pensamiento tuvo una feliz realización: de todas partes de la Isla acudieron donantes con respetables sumas; y se asociaron a la altruista obra del seños del Monte, para secundarlo con empeño, las señoras, meritísimas escritoras, Eva Canel y Aurelia Castillo de González; obteniendo la primera de los señores comerciantes, Castro Fernández y Cía, la mitad del papel que necesitaba para la impresión de la obra; y la señora González la prologó.
El más franco éxito coronó el santo anhelo de todos: con el producto de la venta le fueron compradas dos casas; y reparada la ruinosa vivienda en que vivía y era de su propiedad.[1]
Casal no estuvo presente, pero confió en su amiga para la elección de sus poemas. Un gesto como este también da la medida del grado de confianza y reconocimiento de la personalidad intelectual de Aurelia Castillo de González. Sirva, pues, esta breve carta para dar fe de la hermosa relación que unió a estos dos grandes de la cultura cubana. Y, por supuesto, también es evidente que el autor de «Nihilismo» no tenía inconveniente alguno en confiar a una mujer su propia obra.
Habana 18 de septiembre de 1892
Mi excelente amiga:
Puesto que usted se empeña, no tengo inconveniente alguno, por el contrario, experimento una viva satisfacción, en que se lea o reciba alguna composición mía en la velada que prepara el Liceo a favor de la Srta. Mercedes Matamoros. Pero exijo, amiga mía, dos condiciones: la primera, que no sea yo mismo el lector o el recitador, porque no tengo gracia para ninguna de ambas cosas; y segunda, que no se me invite para la velada, porque me es de todo imposible asistir.
¿Qué composición desea que escoja? Cualquiera de ellas. Creo que ninguna hace efecto para ser recitada. Así, pues, elija usted la que le gustase y la que juzgue adecuada para el caso.
Ardo en deseos de leer el prólogo que ha escrito usted para el tomo de la inspirada poetisa cienfueguera. Por eso es, no quiero que se lo lea nadie, sino yo mismo a solas, porque gozo más de esta última manera y aprecio mejor la belleza de lo escrito.
Gracias por todo y, con recuerdos al señor Gonzales [sic.], se despide de usted su entusiasta admirador y amigo.
Julián del Casal.
Notas
[1] Domitila García de Coronado, comp. : Álbum poético y fotográfico de escritoras cubanas, escrito en 1868 para la Señora Gertrudis Gómez de Avellaneda. Imprenta El Fígaro, La Habana, 1926, p. 91.
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