
No es posible valorar la cultura cubana de las últimas cuatro décadas sin tomar en consideración la labor del Centro de Estudios Martianos (CEM).
Fue fundado por iniciativa del Dr. Armando Hart, entonces ministro de Cultura, y el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con el objetivo de dedicarse a la investigación y promoción de la vida y la obra de José Martí. Su origen se remonta a casi una década, cuando en 1968 se crea la Sala Martí de la Biblioteca Nacional, al frente de la cual se designó al poeta Cintio Vitier, quien junto a Fina García Marruz, su compañera de vida y obra, y otros intelectuales valiosos, sentaron las bases de la institución.
Al efectuar una retrospectiva del devenir del CEM, nótase de inmediato la excelencia de los orígenes, pues entre los miembros de su primer consejo de dirección, presidido por Roberto Fernández Retamar, se encontraban los doctores Julio Le Riverend, José Antonio Portuondo, José Cantón Navarro y Ángel Augier.
Uno de los proyectos autorales, del cual existen evidencias y testimonios que datan del propio año 1977, lo fue la Edición crítica de las Obras completas de José Martí, cuya concepción y primeros tomos estuvieron a cargo de Cintio Vitier y Fina García Marruz. De esas fuentes, caracterizadas por el rigor, la amplitud de miras, la vocación universal, la cubanía raigal y la voluntad de preservar la palabra martiana con la mayor fidelidad posible, parte el actual proyecto que continúa esa senda iniciada por los fundadores. Ha sido calificado en más de una ocasión, por destacados intelectuales, como el proyecto cultural más importante de la Cuba de hoy, pues como diría Juan Marinello «Una edición crítica es el hombre y su tiempo —todo el tiempo y todo el hombre—, o es un intento fallido».[1]
Hay que decir que durante todos estos años la Edición crítica… ha venido llevándose a cabo con un nivel de austeridad material increíble, y junto a la dificultad que entraña la propia labor investigativa, quienes trabajamos en ella hemos tenido que vencer los obstáculos y carencias comunes a todo un país, a la hora de llevar a cabo nuestro trabajo cotidiano. Y aun así, no solo han salido a la luz 29 tomos, más los que se encuentran en proceso investigativo o de edición, sino un número considerable de estudios paralelos, los cuales constituyen valores agregados de esa labor principal. Varios libros importantes han obtenido, entre otros lauros, premios de la Crítica, Anual de investigación cultural y de la Academia de Ciencias. Ellos son también resultados relevantes de este magnífico equipo que dirige Pedro Pablo Rodríguez López, destacado académico, ampliamente reconocido en Cuba y el extranjero.
El equipo de Investigaciones históricas, dirigido por Ibrahim Hidalgo Paz, ha tenido importantes resultados, y sería muy extenso referirse pormenorizadamente a ellos. Sin duda alguna hay dos contribuciones, del propio Hidalgo Paz, que merecen mención especial. La primera de ellas es José Martí. Cronología 1853-1895, que ya rebasa las seis ediciones, texto de obligada consulta para investigadores, profesores, estudiantes y para todo aquel que desee adentrarse con precisión en la vida y la obra del prócer cubano. La segunda es la Tesorería del Partido Revolucionario Cubano, un texto que ahonda en las interioridades de la recaudación de fondos para la causa independentista y el empleo de los mismos, con minuciosidad y rigor. Y demuestra con datos y cifras la honradez y sentido ético de Martí y sus colaboradores. De manera general, el equipo ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre los que deben mencionarse varios premios de la Academia de Ciencias, de Investigación cultural y de la Crítica.
El equipo de Estudios Literarios, dirigido primero por Salvador Arias García, y sucesivamente por Mauricio Núñez Rodríguez y David Leyva González, se ha distinguido en estas décadas de labor por sus resultados de excelencia, así como por la sistematicidad en el trabajo. Su aporte a los estudios martianos y de la literatura en general son verdaderos referentes para los estudiosos del Modernismo hispanoamericano. Ello ha garantizado que tres de sus integrantes hayan recibido el Premio de Ensayo Alejo Carpentier, así como varios Premios de la Crítica y de Investigación cultural, entre otros galardones.
No obstante los lauros y reconocimientos recibidos, la labor de investigación no hubiese tenido el desarrollo exitoso que acabamos de comentar sin la contribución de otras áreas del CEM, como la Biblioteca especializada, el Portal José Martí y nuestra Editorial. Obviamente, la primera de ellas garantiza la localización de las fuentes, facilita y complementa en mucho el trabajo de investigación, y los segundos aseguran la visibilidad y socialización de esos resultados, de manera que el funcionamiento óptimo de ese sistema es el que ha hecho posible la permanencia del Centro de Estudios Martianos en un lugar privilegiado de la cultura nacional por casi medio siglo. Entre el gran número de publicaciones que ha llevado a cabo la editorial desde 1977 hasta la fecha, descuella, sin duda alguna, el Anuario del Centro de Estudios Martianos, el cual alcanza ya su número 44. De todo lo anterior se deriva que el Centro como institución haya recibido numerosos reconocimientos en el ámbito de la ciencia y de la cultura, entre los que sobresalen la medalla Alejo Carpentier, la réplica del Machete de Máximo Gómez y más recientemente la Orden Carlos J. Finlay, la más alta condecoración que se otorga en nuestro país por méritos científicos.
Esos estímulos morales tienen lugar no solo por la calidad y rigor de los resultados investigativos, sino también por el alto nivel de calificación del personal, pues en la actualidad contamos en la plantilla de la institución con 10 doctores y un máster. Además, tenemos dos maestrías y dos doctorados en proceso.
También debe mencionarse la labor de hacer presente a Martí y su ideario en el extranjero, tanto en el ámbito académico como en el divulgativo. Un gran número de conferencias y encuentros científicos, cursos de pre y de posgrado, han tenido lugar en estos 45 años. Nuestros autores han sido publicados en libros y revistas foráneas, y varios han sido traducidos a otras lenguas, con lo cual se garantiza el alcance de nuestra labor a otras latitudes. Asimismo, el reconocimiento al Centro ha llegado más de una vez desde el exterior, a través de premios otorgados a sus investigadores, el más reciente de los cuales fue el Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales, que concedió CLACSO al Dr. Pedro Pablo Rodríguez.
Otra de las líneas de trabajo del CEM ha estado dirigida a impulsar la fundación y desarrollo de las cátedras martianas en universidades cubanas y de otros países, lo cual ha hecho posible que se conozca cada vez más a Martí en esos territorios y se propicie el diálogo con estudiosos de otras culturas. Ello confirma reiteradamente la universalidad de la obra martiana, pues en ámbitos muy diferentes y distantes suscita interés y se le considera como un ejemplo de eticidad necesario en el mundo de hoy.
Desde los días fundacionales, ha sido prioridad para el CEM la atención a las nuevas generaciones, de ahí su presencia permanente en los seminarios juveniles martianos, un vínculo que se mantiene hasta hoy. Además, sistemáticamente se ofrecen charlas y conferencias en centros laborales y educacionales a lo largo del país. Asimismo se brinda asesoría especializada a otras instituciones cubanas y extranjeras que lo soliciten y se contribuye a la formación de maestros y doctores en temas relativos a la vida y la obra de José Martí.
De igual manera existe una presencia sostenida de nuestros especialistas en los medios de comunicación masiva, con lo cual la labor de la institución llega a las grandes masas de oyentes y espectadores. Asimismo, como parte de la Oficina del Programa Martiano, y en estrecha relación con la Sociedad Cultural José Martí, el CEM también contribuye al trabajo comunitario, pues la palabra y el ejemplo del «hombre más puro de la raza», como lo llamara la chilena Gabriela Mistral, debe llegar a cada hogar, a cada escuela, a cada barrio, y ¿por qué no?, a cada confín del planeta, en aras del mejoramiento humano y de un mundo mejor y más justo.
Cabe preguntarse, en los complejos momentos que vive el mundo de hoy, ¿qué puede aportar el Centro de Estudios Martianos a esta humanidad en crisis?
La respuesta conduce a reflexiones interesantes. En momentos en que la globalización neoliberal favorece el desconocimiento de las esencias más puras de los pueblos, y pretende enmascarar estrategias de dominio a escala planetaria, el pensamiento descolonizador de José Martí se perfila como una alternativa teórica viable, en lo ético, en lo político y en lo cultural. Obviamente, no es una receta mágica, pero de conjunto con otros saberes afines, puede ayudar considerablemente en la construcción de un mundo más justo y, sobre todo, desmontar las falacias sobre la supuesta inferioridad de nuestros países.
De hecho, repasar el siguiente párrafo, escrito en 1887, basta para convencernos de la actualidad de las preocupaciones martianas al respecto. Hablando de los periódicos norteamericanos y sus opiniones sobre nuestros territorios escribió entonces:
[…] nos estudian e historian a meras ojeadas, y con mal humor visible, como noble apurado que se ve en el aprieto de pedir un favor a quien no mira como igual suyo. Así es que, siendo en verdad admirables la mayor parte de los pueblos de nuestra América por haber subido, entre obstáculos mortales a su condición presente, de los más oscuros y opuestos orígenes, no pasa día sin que estos diarios ignorantes y desdeñosos nos traten de pueblecillos sin trascendencia, de naciones de sainete, de republicuelas sin ciencia ni alcance, de «pueblos de piernas pobres» —como decía ayer Charles Dudley Warner hablando de México—, «¡escoria de una civilización degenerada, sin virilidad y sin propósito!».[2]
Las palabras anteriores se explican por sí mismas: nada podemos esperar del vecino poderoso que, si se preocupa por nosotros, es para ver de qué modo consolida sus planes de dominio. Entonces en tiempos como estos, son saludables lecciones para todos los pueblos el modo en que Martí asume la defensa de nuestra identidad y nuestra relación con el mundo. También son útiles sus estrategias defensivas, su capacidad para hacer valer la dignidad continental frente a la soberbia norteña en momentos arduos, como los días difíciles de la Conferencia panamericana, por ejemplo.
De ese espíritu digno, inteligente, vigilante, orgullosamente nuestramericano, brotaron textos vibrantes que urge leer y difundir en el presente, porque los cantos de sirenas de entonces se siguen escuchando hoy, y siempre en detrimento de los pueblos del Sur. Hay que volver a su discurso conocido como «Madre América», a su «Vindicación de Cuba», pues ambos documentos aluden a la extraordinaria valía de nuestras culturas frente a la prepotencia racista del ávido vecino.
La propia vida de José Martí, extraordinaria muestra de coherencia entre prédica y acción, se erige en ejemplo de ser humano, en paradigma que debe ser más conocido e imitado. Si así fuera, el futuro de la humanidad sería más luminoso y promisorio.
El jubileo por el aniversario cerrado no nos impide advertir que el Centro de Estudios Martianos tiene retos importantes que enfrentar y superar. Entre ellos está el mantener los parámetros de rigor habituales, sin concesiones por las dificultades del presente y las nuevas condiciones de trabajo que impuso la pandemia. Ser creativos es una condición sine qua non para lograr el éxito y cumplir con los objetivos fundacionales. No permitir que los aplausos nos conduzcan al triunfalismo, porque de ahí se deriva la pérdida de la calidad en el trabajo. Renovar el colectivo sin dejar de aprovechar la experiencia acumulada, y garantizar que jóvenes graduados se vayan incorporando paulatinamente a la labor de investigación, pues de este modo estaríamos propiciando la continuidad de lo logrado. Sin duda alguna, Martí será para Cuba y para la patria grande una presencia permanente. Parafraseando su discurso sobre Bolívar, estamos convencidos de que Martí tiene que hacer en América todavía. Desde el quehacer cotidiano, el Centro de Estudios Martianos continuará, como hasta ahora, haciendo realidad el mensaje enviado por el Comandante en Jefe Fidel Castro en el aniversario 25 de la creación del CEM, cuando escribió: «Nuestro pueblo, agudamente sensible a todo lo que se relacione con sus más preciadas esencias, sabe muy bien que en el Centro de Estudios Martianos cuenta con un poderoso ariete y una formidable trinchera de ideas». Así será, porque Cuba y Nuestra América necesitan de nosotros.
[1] Juan Marinello. «Martí en su obra». (Prólogo a las Obras completas de José Martí) En: José Martí, Obras completas, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975, tomo 1, p. 10. En lo adelante, O.C.
[2] J.M.: «La república Argentina en los Estados Unidos. Un artículo del Harper’s Monthly», O.C., t. 7, p. 330.
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