«Lo único para lo que siempre ha sido buena la poesía es para hacer que los niños odien la escuela y brinquen de alegría el día que no tengan que ver más otro poema».
Ch. S.
Si se tratase de uno de los nuestros, no dudaría en citar a Domingo Alfonso, poeta cubano nacido hacia 1935, quien en sus múltiples y variados diálogos con este redactor no se ha cansado de repetirnos que «la poesía envejece muy rápido». Y a mí que me gustaría añadir, en silencio casi, que esa que envejece es la mala, conjuntamente con sus autores, valga saber.
Ecos de Umberto, el finado intelectual italiano, sabe decirlo mejor hacia un particular. Va como sigue:
(…) hay dos tipos de poetas: los buenos, que queman sus poemas a los dieciocho años [la alusión es clara a Rimbaud, a Eros Alesi, uno de los suyos, podría ser muy clara], y los malos, que siguen escribiendo poesía mientras viven [la alusión podría ser, al menos para nosotros, a José Santos Chocano].
Pero el caso del serbio croata estadounidense Charles Simic (Belgrado, antigua Yugoslavia, 1938-Estados Unidos, 2023) es también, y desde hace mucho, uno de los grandes poetas impulsores de la poesía contemporánea. Lo había leído en una edición mexicana, bajo la mala suerte de haber sido saqueadas (sí, tal como aquí apuntamos, saqueadas) algunas de sus páginas. Qué me iba a importar si sabía qué lectura fragmentada mediante me llegaría a encontrar bajo el influjo de un gran poeta. El resto fue seguir hurgando y esperar que la vida (o, a fuer de ser menos críptico, los amigos) me regalaran algún día un ejemplar mucho más completo, asunto todavía hoy sin resolver. Puesto que mis lecturas de Simic mantienen un carácter fragmentario. Charles ha producido con un ardor y una suerte que uno preferiría que le durase toda una vida… eternidad quise decir. Simic —como Wallace Steven—, es un gran aforista cuando de colocar el poema en el centro de sus cavilaciones se trata. Comprobémoslo: «El poema que quiero escribir es imposible. Una piedra que flota».
Si lo fue, debe haber sido entonces Ricardo Piglia quien expresara que los escritores que más le interesaban eran los que se pasaban la vida diciendo qué hay que leer, qué no hay que leer, cómo hay que leer. Pound, Borges, Octavio Paz… Ignoro si Charles Simic pertenece o no, por decirlo de alguna forma, a esta especie de tradición. De cualquier modo aquí les va. Pero antes permítaseme señalar que desde muy temprano sus padres emigraron hacia Estados Unidos, fue profesor en universidades norteamericanas, y que, entre los premios atesorados por él, figura el Pulitzer. Simic se ha sabido mover muy bien entre el ensayo y la poesía. Además, fue traductor.
Algunas cosas a tener en mente cuando te sientas a escribir un poema
- No le digas a los lectores lo que ya saben de la vida.
- No asumas que eres el único que sufre de este mundo.
- Algunos de los más grandes poemas son sonetos y poemas no mucho mayores, así que no escribas de más.
- El uso de imágenes, símiles y metáforas hace poemas concisos. Cierra tus ojos, y deja que tu imaginación te dicte qué hacer.
- Recita tus palabras en voz alta y deja que tu oído decida qué palabra sigue.
- Lo que estás escribiendo es un borrador que necesitará reflexión adicional, quizás durante muchos meses, e incluso años de reflexión.
- Recuerda, un poema es una máquina del tiempo que estás construyendo, un vehículo que permitirá a alguien viajar en su propia mente, así que no te sorprendas si tarda un tiempo que todas las partes de su motor funcionen apropiadamente.
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