En medio de «Rostros de mujeres», en la galería El reino de este mundo, se celebró el último espacio del año de «El Autor y su Obra», dedicado esta vez a una mujer, poeta, narradora y editora: María del Rosario (Charo) Guerra Ayala. Un panel, integrado por los poetas Leyla Leyva, Carlos Zamora y Alex Fleites, y moderado por Fernando Rodríguez Sosa dialogó acerca de la obra de Charo a favor de la cultura cubana. En el encuentro estuvieron además, Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro; Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional de Cuba, premios nacionales, intelectuales cubanos, amigos y público en general.
Leyla Leyva se refirió a Charo como amiga, mujer valiente, aquella que «posee un pensamiento sagaz, del que se ha beneficiado su obra». De su labor como editora de Clave, Extramuros, La Gaceta de Cuba, y otras tantas publicaciones comentó, y de su trabajo de creación, pensado, meditado, que ha dado lugar a Un sitio bajo el cielo, Luna de los pobres, Pasajes de la vida breve, y tantos otros textos.
Por su parte, Alex Fleites hizo énfasis en el libro Limpieza de sangre, con el que Charo obtuvo el Premio Julián del Casal 2020 de la Uneac, donde se dialoga sobre el conflicto de la raza y la no aceptación del color de la piel. Consideró que varios poemas de este libro resultarán antológicos y agradeció el placer de acompañarla en este merecido homenaje.
Sobre la narrativa de Charo conversó Carlos Zamora, quien afirmó que sus textos «constituyen de alguna manera fragmentos, provocaciones, (…) túneles de entrada y salida hacia la puerta…», esa puerta que es la vida misma. «Cuando leemos su obra notamos que ha encontrado una solución para combatir el peso de la insatisfacción, la extrañeza y el sobresalto, el desconcierto ante lo irracional y la locura, el conformismo aniquilador; y que la ironía no falta, ese ingrediente de la autora de encarar nuestra realidad», expresó.
Luis Lorente, también poeta y compañero de vida de Charo, dedicó el poema «Retrato de Rosario con su perro».
Por último, Charo agradeció a todos los presentes el reconocimiento, y confesó su emoción ante lo que cree no merecer. Enfatizó en la importancia de ese espacio en la mente para la creación, los nuevos proyectos, y finalizó leyendo un texto de Limpieza de sangre, el que catalogó como familiar, a propósito de la ocasión.
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