La historia de Cuba debe enseñarse como es.
No como quisiéramos que fuera,
ni siquiera como debiera ser.
(Eusebio Leal Spengler)
Cien preguntas sobre Historia de Cuba, de la doctora Francisca López Civeira, profesora titular de la Universidad de La Habana, es el título del volumen que contribuye a satisfacer, en buena medida, las necesidades cognoscitivas y espirituales experimentadas por el público joven de nuestro país hacia la historia patria, la auténtica, la verdadera.
En esa joya de la historiografía insular, se destaca la relevancia de una obra, cuyo objetivo fundamental es acercar al lector a los temas relacionados con el devenir histórico de la nación cubana a partir de la utilización de un bien elaborado sistema de interrogantes hasta alcanzar el centenar.
Ese lapso incluye desde los inicios de la conquista y colonización hispanas, hasta los años más recientes de la Revolución Cubana, que triunfó en enero de 1959.
Por otra parte, la doctora López Civeira reseña las características de un volumen que —si bien no está dirigido a personas que se mueven en el mundo de los estudios históricos y la docencia superior— deviene una excelente plataforma para los profesores que imparten dicha disciplina de las ciencias sociales de forma amena, accesible al estudiantado, para poder focalizar la atención y el interés de los lectores.
Preguntas como «¿Por qué Cuba tiene ese nombre?», «¿Cuándo comenzó la historia de Cuba?», «¿Cuándo comenzó el interés de los Estados Unidos por Cuba?», «¿Por qué se denominó Padre de la Patria a Carlos Manuel de Céspedes?» […], hasta culminar con la número 100 («Dos banderas presiden las sesiones del Parlamento Cubano, ¿sabes cuáles son y por qué ambas presiden la reunión del máximo órgano legislativo de la República de Cuba?»), ofrecen una perspectiva de que la doctora Francisca López Civeira no procura responder a las disímiles preguntas que —necesariamente— pudieran formular los interesados en esos temas. Sin embargo, logra mantener un hilo de continuidad y coherencia en su estructura, independientemente de que responde las interrogantes planteadas en ese contexto editorial con un lenguaje ameno y fluido, como si estuviera impartiendo una clase magistral de Historia de Cuba en las aulas de nuestra querida Alma Mater.
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