Gracias a la labor conjunta de las editoriales Arte y Literatura y Cubaliteraria, nos llega la primera traducción al español de la novela Cierto hombre, del escritor japonés Keiichiro Hirano. Ambientada en el Japón de la segunda década del siglo XXI, expone un juego de enigmas cuyo fin es develar la historia de un hombre que no era quien decía ser.
Daisuke Taniguchi, un apacible y jovial individuo que llega a la provincia de Miyazaki y comienza a trabajar como ingeniero forestal, muere tiempo después de casarse con Rie Takemoto, una muchacha del pueblo en que se establece. A partir de este momento se descubre que el hombre había adoptado la identidad de otra persona a niveles impensables, pues tuvo en cuenta toda la historia familiar del suplantado. El idilio de Rie queda institucionalmente anulado, y la muchacha recurrirá al abogado Akira Kido para llegar al fin del misterio.
La novela avanza pausada y meticulosamente. Se construye a partir de la voz de un autor que, por medio de un breve intercambio con Akira Kido, comienza a tejer su ficción. Luego del prólogo, esta voz se aleja hacia un plano meramente narrativo y da paso a Kido y Rie, los dos personajes en los que se enfoca la trama. A través de ambos, el autor va conformando una visión profunda del Japón actual que trasciende la imagen de nación megadesarrollada que manejamos en Occidente. Al asomarnos a la historia de Rie, por ejemplo, conocemos sobre la progresiva despoblación que sufren algunas comunidades niponas y el clima de desarraigo y desconcierto que se cierne sobre quienes permanecen en ellas. Kido, por su parte, nos ofrece una visión más orgánica, al adentrarse en el terreno de la política y reflexionar sobre la sociedad en que vive. Por él podemos conocer los sucesivos brotes de xenofobia que ha vivido Japón, pues Kido es un zainichi, es decir, un descendiente de emigrantes coreanos educado como japonés.
A medida que desentraña el enigma de Daisuke Taniguchi, el abogado nos proporciona un enjundioso trasfondo cultural. Gracias a esto conocemos la usual práctica nipona de intercambiar el koseki (registro familiar) con otras personas. Se trata de un documento cuya tradición se remonta a la edad media y que contiene datos bien precisos de las familias niponas. Por esto el impostor (al que Kido denomina X) consigue trasladar a su vida los más nimios sucesos de la infancia del verdadero Daisuke, como detalles sobre la hostilidad familiar. Según cuentan algunos personajes, era un recurso muy socorrido por aquellos deseosos de librarse de un pasado turbulento para comenzar una nueva vida.
La búsqueda del legítimo Daisuke Taniguchi conducirá a Kido a una de las experiencias más alucinantes y traumáticas descritas en la novela, pues lo induce a reflexionar sobre su propia vida, en una delirante escena donde valora la idea de apropiarse la historia de Taniguchi y reanudarla donde la dejara X al fenecer. Sin embargo, al encontrarse con el Daisuke suplantado y descubrir el depauperado estado emocional al que lo había llevado asumir la identidad de otra persona, se percata de que esta no es la solución para sus problemas.
Los veintitrés capítulos del libro podrían ofrecer la idea de una obra densa, dilatada y farragosa. Y aunque es cierto que la trama avanza con mayor lentitud y menores sorpresas de las que se esperaría en lo que parece ser una novela de enigma en un principio, lo cierto es que el atemperado ritmo de Hirano evidencia una urdimbre minuciosa, sobria y elegante, sin alardes de experimentación, más allá de la estructura en capas descrita por el profesor Raúl Aguiar al presentar la novela. Ningún giro es precipitado; de hecho, es en el ritmo y la estructura donde subyacen dos rasgos inextricablemente ligados a Japón y su gente: meticulosidad y paciencia. Hirano va desgranando los acontecimientos paulatinamente, y entre cada revelación desliza las reflexiones que he mencionado. De igual modo, abundan numerosos guiños a las culturas occidental y oriental, utilizados por Kido para entender a su hijo pequeño y analizar su realidad.
Asimismo, el autor consigue involucrar al lector en la sociedad nipona, valiéndose no solo de un ameno dibujo del trasfondo cultural, sino de la variación de los planos espaciotemporales. Rie y Kido rememoran con frecuencia sucesos de su juventud para comprender su presente, y este último viaja por numerosos sitios mientras realiza sus indagaciones, brindándonos una imagen más plural y fidedigna del país del Sol naciente. Por esas razones, creo que este libro es una opción ideal para quienes gusten de la cultura japonesa y quieran abordarla desde una óptica enigmática y a la vez reflexiva.
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Este título se encuentra disponible en formato digital en Libro Cubano, librería virtual del Instituto Cubano del Libro
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