Fue el único ponente sin rostro al exponer, pero esa pantalla negra con su nombre en blanco confirmaba el interés por escuchar al cubano encargado del cierre de un intercambio organizado por la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Complutense de Madrid.
Aquella ausencia de rostro también significaba la terquedad de un investigador limitado para llegar a plenitud al Seminario Internacional Barroco Latinoamericano y Crisis Contemporánea, desarrollado a través Zoom, una plataforma bloqueada para Cuba.
No resultó fácil pero este 22 de junio, ese cubano encontró el camino de una aplicación que enmascara el tráfico por la telaraña mundial, y reporta al usuario como si estuviera conectado desde otra región del planeta.
A pesar de los pesares, el ponente caribeño aprovechó el tiempo asignado para compartir sus Aproximaciones al neobarroco en la novelística de Roberto Bolaño (1953-2003), un autor representativo de la escritura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX.
Se refirió al narrador y poeta chileno, a partir de la lectura bien cubana, y por ende, sobre la base de los referentes teóricos del barroco aportados por José Lezama Lima, Alejo Carpentier y Severo Sarduy, y por el abordaje desde la hermenéutica.
Como explicó, el neobarroco permite una manera diferente de la realidad de la región, por eso, Bolaño logró integrar dos géneros, la historia de la literatura y la novela, y al «carnavalizar» la novela negra, la convirtió en novela de reflexión latinoamericana.
«En este taller una y otra vez se reconoció la importancia de los aportes de Lezama, Carpentier y Sarduy a la teoría del neobarroco latinoamericano», declaró el académico titular de la Universidad de Camagüey y de la Universidad de las Artes de Cuba.
Las jornadas precedentes, de los días 14, 15 y 21 de junio, también fueron retransmitidas por Youtube, como parte de un evento interdisciplinario que no terminó siendo una batalla ideológica, según el filósofo español Borja García, coordinador general del Seminario junto a la filóloga argentina Marcela Croce.
«Es una necesidad para la ciencia y la cultura en Cuba abrirse al intercambio académico respetuoso y digno», afirmó el protagonista de esta saga de cimarronaje por Internet: el camagüeyano Luis Álvarez Álvarez.
Si la Organización de Naciones Unidas establece el acceso a la red de redes como derecho básico de todos los seres humanos, no hay razón comprensible para ese empujón al clandestinaje de un intelectual que desde abril se considera Académico de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba.
Tomado de Adelante
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