Clara Janés Nadal, polifacética poetisa y traductora española nacida en Barcelona el 6 de noviembre de 1940; ha escrito más de veinte libros de poesía, entre ellos Kampa, Vivir, Rosas de fuego, Arcángel de sombra y Los secretos del bosque. Entre su obra en prosa figuran las novelas Los caballos del sueño y El hombre de Adén, el libro de memorias Jardín y laberinto y los de ensayo Cirlot, el no mundo y la poesía imaginal y La palabra y el secreto. En 1997 recibió el Premio Nacional a la Obra de un Traductor. Desde 2015 ocupa la silla «U» de la Real Academia Española (RAE), siendo así la décima mujer elegida miembro de la RAE.
Se licencia en Filosofía y Letras en Pamplona y realiza estudios de literatura comparada en la Universidad de la Sorbona en París. Es conocida por su rigurosa obra poética y por su excelente labor como traductora, aunque ha cultivado otros géneros como la biografía, el teatro, la narrativa, el ensayo o la crítica literaria. En su labor como traductora destacan particularmente sus traducciones de la lengua checa, que aprendió para poder traducir la obra poética de Vladimir Holan y Jaroslav Seifer.
Para mí la poesía fue sustitución de la danza y fruto del ritmo del cuerpo, del ritmo de los pasos. Esto lo tuve claro desde los 18 años. Mucho después encontré en unas palabras de María Zambrano la confirmación de mis intuiciones: «El corazón está a punto de romper a hablar».
Clara Janés Nadal
Selección de poemas
Del poemario Las estrellas vencidas (1964)
Red I
Desde el mástil,
en espera.
Desde el mástil
deshaciendo
su fatiga.
Desde el mástil
derramando
sal y agua.
Desde el mástil
cabellera
de silencio.
Red en calma.
Red II
Una red
sobre un carro.
Gris.
Una red
sobre un hombre.
Y del alma solamente el recuerdo.
Una red
desde un mástil,
besando tierra,
cerrando vientos.
Hombres, vientos y carro,
tierra y mástil
eternos y concretos.
Una red:
almagre oscuro y neto
envolviendo el silencio.
Del libro En busca de Cordelia y poemas rumanos (1975)
Columna del infinito
Levanta el índice, Brancusi,
y delimita el vuelo de los pájaros
ahora que anochece.
Con tu ecuación perfecta
que proyectada en alto
dará siempre infinito
—la concretes en cien, cincuenta o
veintisiete eslabones
más eslabón truncado—
distribuye
los espacios furiosos
que acechan
el ocaso.
Del título Libro de alienaciones (1980)
Ojos
Me has acorralado
y con odio agarrado mis solapas,
me has empujado hacia un rincón
y me has golpeado
hasta dejar tinto de sangre el aire mismo,
y así y todo,
he aquí que todavía me levanto
y mirándote te digo:
ahora mismo,
en este momento lo decido,
haré donación de mis ojos
aunque tenga que llevarlos
mi asesino.
Del volumen Ver el fuego (1993)
Homenaje a García Lorca
Se arranca el perro asirio de las sombras
y a su primer aullido,
luna y estrellas hacia el sueño ascienden,
mientras el sol,
aún desde su negra efigie,
inicia el gesto.
Tu viaje nocturno es ya metáfora.
Se pone en pie
la salvaje frescura de la aurora.
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