La primera Jornada del XVI Simposio Internacional de Traducción Literaria combinó la sabiduría de experimentados profesionales de este ámbito y estudiantes de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana.
Sobre algunas experiencias en esta especialidad conversó Olga Sánchez Guevara, Premio Nacional de Traducción Literaria José Rodríguez Feo en el año 2000. A la autora de Conversación con los ángeles e Ítaca, la precedieron las conferencias de Aniel Pérez, estudiante de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana, y la profesora Mónica Olivera Guerra. Ambos debatieron sobre la poesía francesa de Saint-John Perse y los errores comunes en el ejercicio profesional de los traductores literarios respectivamente.
Aniel Pérez, autor de la ponencia «Mis lazarillos en Perse» explicó que:
La Facultad de Lenguas Extranjeras no tiene un enfoque literario propiamente. Llegué a este tipo de traducción por un interés personal. Para mí fue importante conocer a Olga Sánchez Guevara en el centenario del escritor José Saramago en la Biblioteca Nacional. Traducir poesía constituye otra forma de crear y por ahí comencé.
El joven universitario se apasionó por el poeta francés a través de una edición bilingüe de Elogios publicada por Casas de las Américas. Posteriormente, a través de la escritora Olga Sánchez Guevara y su libro Las palabras son puentes, estudió la trascendencia de la traducción literaria en la internacionalización de autores griegos y grandes filósofos. «Si existe una historia de la literatura es gracias también a la historia de la traducción», agregó.
Como afirmó la presidenta de la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes, Gretchen González Nieto, «el escritor es ese ser mágico y sensible que comparte sus historias, pero el traductor literario posee la responsabilidad y la sensibilidad de respetar la obra del autor».
A través de la praxis, las lecturas cotidianas y el dominio de los idiomas se develan múltiples facetas de la humanidad inmortalizadas en novelas, poemarios, obras de teatro, cuentos o ensayos.
Las particularidades sintácticas, las formas verbales, el ritmo de la prosa original o las intertextualidades son solo algunos de los elementos que debe dominar un traductor literario.
Para profundizar en esta especialidad, el presidente de la comisión de Trabajo Cultural Comunitario y Tradiciones de la UNEAC, Jesús Írsula Peña, abordó la adaptación de la obra de teatro para niños El árbol de los sueños, de la autora alemana Monika Ehrhardt Lakomy. Además, en el evento se reflexionó sobre el lenguaje de señas y la manera de expandir los títulos a diversos públicos.
«Sin la traducción literaria no conoceríamos a los escritores chinos, de la India, de Pakistán de Benin o del Congo», aseguró la puertorriqueña Anne Cathesby Jones. La traductora jurídica participó en esta edición del simposio con un análisis del volumen La alegría de traducir, de Carmen Suárez León, donde se hace un recuento sobre esta profesión en Cuba desde el siglo XIX hasta el XXI:
Considero este libro muy importante a nivel teórico para la traducción en general. Esta especialidad tiene sus particularidades. No es posible hacer una traducción literaria exacta, siempre hay intermediario o intermediaria. La traducción literaria también se considera una forma de creación.
Uno de los momentos más importantes del encuentro estuvo dedicado a José Martí. La investigadora Carmen Suárez de León, junto a los especialistas Ana Elena de Arazoza y Pedro Pablo Rodríguez dialogaron sobre la relación entre el apóstol y la traducción literaria. En el panel se indagó en obras como The Hour, The Sun, las «Escenas Norteamericanas» y la Edición Crítica de Obras Completas.
La ensayista Carmen Suárez de León argumentó que:
José Martí además de nuestro Héroe Nacional y el patriota de los cubanos por antonomasia, fue un hombre y un poeta absoluto. La traducción supuso para él un momento importante en su vida porque le permitió vivir a partir de sus estudios en Cuba, luego en su paso por Francia y finalmente en Norteamérica, donde trabajó como periodista. El apóstol alcanzó unos conocimientos lingüísticos altísimos, no solo se interesó en la comunicación, sino en el dominio de la lengua en materia semiótica.
Para la autora de Biblioteca Francesa de José Lezama Lima y Jardín sumergido, la traducción es una actividad tan antigua como el hombre, desde que este creó sus espacios sociales y necesitó comunicarse:
Los traductores han sido históricamente los mediadores culturales y lingüísticos que la humanidad tiene hasta la actualidad. Aunque hoy irrumpe la inteligencia artificial y las Tecnologías de la Información y la Comunicación, la figura del traductor continúa siendo imprescindible en cualquier tipo de socialización interlingüística.
Al encuentro asistieron el presidente de la UNEAC, Luis Morlote Rivas y la vicepresidenta primera de la organización Marta Bonet. La sala Villena se honró con la presencia de la Premio Nacional de Literatura Nancy Morejón, la crítica literaria Cira Romero y los escritores Virgilio López Lemus y Alex Pausides, entre otros intelectuales.
El XVI Simposio Internacional de Traducción literaria continuará este 29 de noviembre, para seguir conversado sobre la magia y la alquimia de esta especialidad, que hace posible la literatura universal.
Versión radial cortesía de la UNEAC
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