
Le habían dicho que eran Viet Minh que iban a recuperar el arroz. No entendiendo nada tuvo miedo y se fue con el arroz de la compañía por un camino apartado. ¡Ah, si hubiese sabido que se les distribuía arroz a los pobres y a los hambrientos! De repente experimentó un vago sentimiento de pesar.
El tam tam seguía resonando locamente. Ya su madre y su mujer habían dejado la mesa, pero Trang seguía sentado viendo en su imaginación ese contingente de míseros marchando detrás de una bandera roja que ondeaba al viento…
Así termina «La mujer de Trang», el primero de los 14 relatos que integran El relojero de Dien Bien Phu (Editorial Arte y Literatura, 2019). Con prólogo de Félix Pita Rodríguez y traducción de Virgilio Piñera, es esta la tercera edición —antecedida por las de 1975 y 2007— de esta antología que logra muchísimo más que presentarle al lector cubano una muestra de la cuentística vietnamita durante unas dos décadas.
Los cuentos iniciales datan de la segunda mitad de la década del 40 del siglo pasado; los que cierran, de finales de la del 60. En sus palabras escritas para la primera edición, Pita Rodríguez apunta:
En la narrativa vietnamita actual, la ficción es hija legítima de la vida. Y es natural que así sea. ¿Acaso podría inventar el creador algo que fuese más allá en fuerza invencionera de lo que constituye en Vietnam el cotidiano vivir? (…) En ninguna parte como allí, se hace tan laborioso el deslinde entre la historia y la leyenda, porque la historia alcanza dimensiones tales, que terminamos siempre queriéndola medir con la vara de la leyenda.
Encontramos en esos relatos el heroísmo sin estridencias propio de Vietnam, una resistencia tozuda, que horadó a los sucesivos enemigos de su independencia, como el agua hace con la roca, lenta pero implacablemente.
Están allí la pobreza, el hambre de quien cuenta grano a grano un poco de arroz, la muerte de los seres queridos en la guerra, la inventiva bajo las bombas, la entrada de las mujeres en la vida pública, el amor libre de ataduras conservadoras, los conflictos del cooperativismo, la solidaridad, los nuevos tipos de familia…
A través de personajes entrañables, los cuentos, «ricos en todos los valores literarios, y muchos de los cuales pueden calificarse de pequeñas joyas del género», muestran la evolución de un pueblo que, no sin dolores y sin luchas entre la reacción y lo revolucionario, buscaba edificar un destino mejor para todos, sin miserias ni humillaciones.
El relojero… es un libro que se mantiene fresco, conmovedor, pues el espíritu que refleja permanece, como el de Phong, uno de los protagonistas de la historia que le da nombre al volumen; aquel chofer de camión devenido relojero en la batalla, y muerto por el fuego enemigo, mientras intentaba salvar unos cañones de ser destruidos.
Al final, a toda tristeza se sobrepone la admiración:
Can se detuvo como si tratara de recordar algo, después prosiguió: —En días pasados Phong me dijo que el muelle de repuesto que él le puso a su reloj es demasiado corto. Pero no se alarme, su reloj tiene cuerda para veinticuatro horas. Lo único que tiene que hacer es darle cuerda lentamente.
***
Texto tomado del Diario Gramma
Visitas: 5
Deja un comentario