Con hambre y sin dinero, de la escritora Ena Lucía Portela, es el título de una selección publicada por Ediciones UNIÓN, y que incluye reseñas, artículos, crónicas y ensayos, reveladores de otras facetas personográficas de quien ya es apreciada y respetada en el archipiélago cubano por su prolífica obra narrativa.
En las páginas de ese libro, el lector podrá encontrar mucho divertimento y humor criollo, y además, le facilitará acercarse a una autora, sumamente hábil a la hora de atrapar a quien incursione en los intersticios de esa obra, y consecuentemente, sumergirlo en los ambientes literarios que nos muestra en artículos como «Ajedrez y simpatía», o «¡Ah, qué bello!».
En la reseña «Algunos rumores sobre Djuna y Daniel», la ilustre intelectual habanera le entra de frente a su novela Djuna y Daniel, de una manera atractiva y sutil, con el empleo de la dosis exacta de inteligencia global y emocional que la identifica en el medio profesional en que se desenvuelve como «pez en el agua».
Tanto es así, que aquellos que no han tenido el privilegio de leerla y disfrutarla al máximo, van a poner todo su empeño en tratar de localizar cuanto antes esa joya de la narrativa cubana contemporánea.
Todo parece indicar que no faltará quien opine que Djuna… desarrolla la acción dramática sobre la construcción de una presunta identidad gay, lesbiana, bisexual, o tal vez queer, como ahora suele denominarse.
A algunos críticos, cuyos criterios están mediatizados por la vigente programación sociocultural, signada por el machismo y la homofobia, les agrada utilizar esos calificativos con tono marcadamente peyorativo, sin sospechar siquiera que, con el uso indiscriminado de esos vocablos, se están proyectando (Sigmund Freud, el padre del Psicoanálisis Ortodoxo, y genio de las neurociencias contemporáneas, definió la proyección como «un fenómeno inconsciente, caracterizado —en lo fundamental— por atribuir o adjudicar a otras personas, situaciones o cosas sentimientos hostiles que embargan al sujeto». ¡Sin comentario!).
Una reseña que llama poderosamente la atención e interés del lector es aquella que le da título a este libro. Con un lenguaje básicamente coloquial, a lo citadino, forma sui generis de decir, a la cual nos tiene acostumbrados, Ena Lucía profundiza en las peripecias y engranajes de la novela El Rey de La Habana, del escritor y periodista Pedro Juan Gutiérrez.
Para ello, se apoya en ese paradigma de la literatura sucia contemporánea para irradiar luz sobre el realismo crudo que coquetea con el naturalismo, y que singulariza al talentoso narrador cubano-canario, sin excluir a nadie, o sea, sin subestimar la tendencia de los escritores insulares a destacar los secretos del bajo mundo, las zonas marginales, la delincuencia, las drogas, la prostitución femenina y masculina, así como todo lo que se deriva de ese mundo subterráneo que, no por oculto, deja de existir, y por ende, configurar una realidad, gústele a quien le guste y pésele a quien le pese.
El objetivo de Ena Lucía Portela en Con hambre y sin dinero es relatar historias, donde se combinan la pobreza extrema, el embrutecimiento y la violencia, con personajes canallas y cínicos, que (mal) viven en ambientes sórdidos de nuestra sociedad imperfecta…, pero perfectible.
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