Conocí a Ramón Vilaró hará unos cuatro años cuando me procuró para que participara en el documental que sobre su coterráneo Constantino Ribalaigua realizaba en ese entonces. Volvimos a encontrarnos en octubre del año pasado cuando, en ocasión de los 205 años del bar Floridita, exhibió en La Habana el documental en cuestión que con el título de «Constante y el Floridita de Hemingway», había obtenido premios y reconocimientos en no pocos festivales europeos. Ahora volvió a La Habana y, en jornadas de trabajo maratónicas, avanzó todo lo que pudo en un nuevo documental, esta vez sobre Jaime Partagás y su famosa marca de puros habanos.
Con una larguísima trayectoria como periodista y varios documentales en su haber —tiene su propia productora— este catalán de insospechados 78 años de edad, apacible y jovial, es en lo esencial un narrador. Su más reciente novela, Dólares blancos, está a punto de aparecer en el idioma madre de su autor con el sello de una editorial barcelonesa, y a su creador le hace mucha ilusión que aparezca también en Cuba; en español, por supuesto.
Dólares blancos, dice Vilaró, es la historia novelada de una saga familiar que, a lo largo de tres generaciones y con tres personajes centrales, va desarrollando una riada de intriga, amor, poder y dinero, mientras se teje la trama del blanqueo de divisas. Greg M. Blanch, su protagonista, es un audaz abogado y empresario; un triunfador hasta que cae atrapado en su propia telaraña blanca. Una historia ambientada en los grandes acontecimientos del siglo XX y que discurre entre Cuba y Estados Unidos para concluir en el sur de Asia, sin olvidar las raíces hispánicas del personaje.
Otras novelas suyas son Tabaco; el imperio de los marqueses de Comillas, con 40 000 ejemplares vendidos solo de su edición de bolsillo, y La última conquista, que más allá de su anécdota sentimental, es una novela histórica sobre la última gesta colonial española en América. Un libro en que el autor quiso contar la epopeya de la conquista de Alta California, que dejó un importante legado de tradiciones, costumbres, misiones y ciudades tan emblemáticas como Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Santa Bárbara, Monterrey…
Escrita con una prosa ágil, La última conquista cuenta una historia apasionante que comienza en Nueva España en 1769 con la salida de una expedición de voluntarios rumbo a lo que sería San Diego, grupo que va al mando de un teniente que acabará en brazos de la bella indígena Luna Clara. Una relación sentimental que será al mismo tiempo alianza y perdición. Se sumará el oficial a otra expedición que concluirá con la conquista de Alta California.
Con los expedicionarios viaja el franciscano mallorquín Junípero Serra que terminaría por fundar las nueve misiones que actualmente conservan sus nombres hispanos. La rebeldía de los jesuitas, las conspiraciones, las plagas y la fiebre del oro convirtieron en una pesadilla aquella empresa.
Revuelo mediático
Otra novela de Vilaró, Dainichi; la epopeya de Francisco Javier en Japón fue un éxito de ventas en el país del Sol Naciente. Naoto Kan, entonces primer ministro de ese país, fue sorprendido por las cámaras de la TV cuando adquiría un ejemplar de esa novela y el hecho originó todo un revuelo mediático que la catapultó a la lista de los libros más vendidos, sitial que —revuelo mediático aparte—, bien se merecía. Cuenta con varias ediciones en español, entre ellas la de Planeta.
El misionero navarro Francisco Javier fue, junto con Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. En agosto de 1549 llegó a Japón y los japoneses lo consideran el primer europeo que arribó a ese país. Vilaró en su novela alude a la labor misionera del sacerdote navarro que dejó un legado de creyentes cristianos —cerca de un millón en la actualidad— y también de influencias culturales e incluso gastronómicas —pan, fritos de pescado, tempuras, que algunos atribuyen a la influencia portuguesa—.
Aunque cuenta con elementos de ficción, Dainichi es un relato fiel a los hechos, asevera el novelista. Añade:
Incluida la prédica de Dios bajo el nombre de Dainichi, divinidad central cósmica budista, aconsejado por el samurái e intérprete Yajiro. Al descubrir y corregir el entuerto, volvió Francisco Javier al nombre de Dios en su periplo… Intentó sin éxito que en Miako, actual Kioto, lo recibiera el emperador. El misionero es considerado por los historiadores como el inicio del puente entre Europa y Japón. Yo recorrí su itinerario para ambientar mi novela, — asevera el narrador, que fue allí corresponsal de El País— .
Fue asimismo corresponsal en Bruselas de varios diarios españoles, y entre 1976 y 1989 lo fue del periódico El País en Bruselas y Washington, así como en Tokio, como ya se dijo. Esa faceta de su quehacer contempla numerosos títulos: «Japón, más allá del video y de las geishas»; «EE. UU., más allá de las hamburguesas y los pantalones de vaqueros»; «Gringolandia, un retrato de EE. UU. y su relación con España»; «Sol Naciente: historias hispano japonesas», y el libro de viajes Nova York i Washington. Otra obra suya Mabuha; bienvenidos a Filipinas fue en ese país finalista al mejor libro del año en la categoría de no ficción.
Para la televisión escribió y dirigió «Made in Barcelona», serie documental para TVE y la TV pública japonesa; «Miró», para TV3; «Javier», para el gobierno de Navarra; y «De aliados a masacrados, los últimos de Filipinas», para TVE. Una televisora japonesa trabaja ahora en un guion sobre Dainichi.
Durante sus recientes días en La Habana, Ramón Vilaró procuró información sobre el habanero Juan Miralles, un hombre de negocios que fue el primer representante de España ante los rebeldes de las trece colonias de Norteamérica. Murió en la residencia de Washington que afirmó entonces: «En este país se le quería universalmente y del mismo modo se lamentará su muerte». Quizás por ahí ande, en torno a dicho personaje, una próxima novela del catalán Ramón Vilaró.
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