Para muchos, de seguro, algo completamente nuevo. Para otros, un género que no trasciende ni trascenderá la frontera cubana y, mucho menos de sus universalmente reconocidos y aplaudidos ritmos seculares y actuales. Mas, lo cierto es que el rap-hip-hop continúa imponiéndose en muchos estratos de nuestros jóvenes –en especial estudiantes–, pero lo está haciendo no con la mirada hacia otros puntos cardinales como algunos afirman, sino tratando de lograr una mezcla atemperada en la que sonido y hasta imagen coreográfica comulgan con la música popular, sin minimizarla ni destruirla, sino tratando de lograr la existencia del gusto por otro género (¡¡concebido y trasladado a las pistas de baile por jóvenes!!), nacido también de lo cubano.
Y en esto radica el título Contar el rap, de Malcoms Junco Duffay y Grisell Hernández, publicado por la Editorial del Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Música Cubana, presentado en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
«Alrededor de cuatro o cinco años atrás nos nació la idea de llevar a cabo la creación de un proyecto teórico-académico-biográfico representativo del rap cubano, y el motivo de su existencia –en ocasiones se afirma que procede de otro país–, proyecto que concluimos en el 2013 y que hoy decidimos presentar en esta institución cultural».
Así afirmó en entrevista exclusiva con este sitio web el joven escritor y músico Malcolms Junco Duffay, director del grupo Onda Libre, quien lleva dos décadas en el estudio y producción de la música cubana, sin dejar de admitir que es además un fiel seguidor de la música afro-norteamericana desde sus tiempos de estudiante en la escuela de música Amadeo Roldán.
«Debo decir que también que, personalmente, siempre he estado al tanto de todo lo que acontece alrededor del rap y, en especial del hip-hop; siempre tratando de reunir publicaciones referidas a este tipo de música. Debo dar también gracias a la vida por ponerme en contacto con tantos exponentes y figuras que la continúan –sobre todo de la década de los ochenta–, pues esto fue una circunstancia que viabilizó mi interés», destacó para agregar que «ya en relación con el colectivo, también hemos tenido el apoyo y confianzade un grupo de filólogos y estudiosos, musicólogos, críticos… quienes han investigado todo lo relacionado con este género ya universal. Igualmente se estudia el fenómeno del rap cubano dentro y fuera de la Isla. Nuestro grupo está conformado por Grisell Hernández, quien es la musicóloga fundamental y, en mi caso, soy el productor y editor».
El hip-hop, ¿es la cabecera de este género para de él desprenderse el rap, o son proyectos diferentes?
Ante todo el hip-hop es una cultura, una forma de vida. Todos estos elementos han mutado. Es el ejemplo del break down dance de la década de los ochenta, como elemento dentro de la cultura del hip-hop. El break… creció en diversos estilos para dar paso a otras nuevas coreografías con nombres distintos.
¿Existe buena acogida de este tipo de género por parte del público cubano?
Por ejemplo, en la década de los ochenta el break down dance atraía mucho público. Su origen parte de la música afro-norteamericana, durante décadas bastante mal vista y hasta censurada. Sin embargo, la contrapartida surge con la celebración de fiestas en muchos hogares donde los jóvenes la acogían con mucho placer y hasta la cantaban y bailaban. En los noventa, este género logró el beneplácito de un gran público en nuestro país, sobre todo jóvenes. ¿Qué está ocurriendo ahora? Pues con la existencia de Internet, muchísimas personas cuentan con una gran información al respecto e incluso, a la hora de seleccionar, pueden hacerlo hacia otras tendencias musicales u otros géneros. Es por ello que el hip-hop ha logrado tener público, una gran audiencia con abundante energía positiva. Algo que pudimos constatar en el último evento de hip-hop cubano convocado por la Agencia Cubana de Rap en agosto pasado.
Pudimos constatarlo también en la carpa de circo Trompoloco, ubicada en el municipio habanero de Playa, donde se reunió un gran público en las funciones; prácticamente se abarrotó el lugar. Así las cosas podría decir que a la juventud le gusta el rap, lo que ocurre es que no está bien promocionado por los medios de comunicación como tampoco por nosotros los artistas. Asimismo, tampoco estamos aprovechando al máximo las satisfacciones de Internet.
¿Rap & reguetón?
Existen muchos jóvenes que desconocen el rap y que cuando lo escuchan se percatan que no se parece en nada al reguetón. Lo prefieren finalmente.
¿Es también compositor?
Seguro, además de producir y editar, compongo. Es mi vida. Soy Director del grupo Onda Libre, al que me siento muy feliz de pertenecer junto a mis colegas y amigos. El pasado año grabamos un disco llamado Justicia Onda Libre, donde hacemos una compilación de temas de algunos años atrás, al igual que otros actuales. Debo recalcar que cada uno de los miembros de este grupo realiza proyectos por separado, de forma independiente. Esto nos permite crear mucha más música. Por ejemplo, uno de nuestros compañeros es capaz de crear baladas y música soul, y otro, se dedica más al género del hip-hop. En mi caso, estoy produciendo un hip-hop más alternativo y mezclado con otros géneros, a la vez que produciendo mix tape, una categoría surgida a partir de los DJs.
En Cuba se desconoce el término mix tape y es por ello que lo estoy defendiendo y tratando de producir más música de este género con el objetivo de que sea realmente conocida.
¿Qué tipo de música atesora más?
La música afro-norteamericana y la cubana, por supuesto. Pero, en relación con la de mi país debo confesar que me gusta mucho la compuesta en los años cincuenta, sesenta y hasta setenta. Es la que escucho con tremenda satisfacción. Además de los distintos géneros logrados durante esas décadas, destaco a cantantes como El Benny, Rolando Laserie, Elena Burke… y tantos otros de nuestro hermosísimo entorno musical.
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