… nunca estuve realmente enamorada. Fue una suerte.
Corín Tellado
Todos, o casi todos, los intelectuales cubanos conocen su nombre o al menos una vez han visto sus minilibros. Según la UNESCO, fue la autora más leída en castellano después de Cervantes. Entre sus lectores se encuentran el cineasta Pedro Almodóvar, el Premio Cervantes, Guillermo Cabrera Infante y el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa; quien se asombró del ritmo de su trabajo al entrevistarla en Torre de Babel.
El 25 de abril de 1927 nació María del Socorro Tellado López, en la parroquia de La Caridad, municipio de El Franco, Asturias, España. Entre los cinco hijos del matrimonio fue la única niña. Su madre era una ama de casa y su padre un maquinista naval de la Marina Mercante. La apodaron como Socorrín y de allí surgió el diminutivo Corín.
Estudió en un convento de monjas y de joven era tímida. Leía muchísimo a Alejandro Dumas, Honoré de Balzac y a otros clásicos franceses. De los españoles admiró a Miguel Delibes y las novelas eróticas de Pedro Mata. Más tardes incorporó a Gabriel García Márquez y Julio Cortázar.
Se enamoró solo una vez, fue directa, pero él le pidió que dejara de escribir, que fuera solo un ama de casa. Tellado no aceptó y él la abandonó por otra más parecida a sus dóciles protagonistas. Ya no se enamoraría nunca más, ni de Domingo Egusquizaga Sangroniz con el que tuvo sus dos hijos. Se casó vestida de negro por despecho y rebeldía. A pesar de los convencionalismos de la época se separa a los cuatro años. El amor lo guardó para sus historias, el beso para la tinta.
¿Cómo comenzó Corín Tellado? pues escribiéndose historias para no ir al cine porque en ese entonces costaban caras las entradas. Aunque otros cuentan que fue para competir con uno de sus hermanos. Así se percató que podía escribir historias de un golpe.
Al morir su padre, cuando contaba con 16 años, quiso ayudar en las cuentas de casa. Ni corta ni perezosa llevó uno de sus manuscritos a la editorial Brugueras y esta le encargó escribir una novela semanal cuando la puso en la nómina editorial al año siguiente. El 12 de octubre de 1946 se publicó Atrevida apuesta, su primera novela. Se ha reimprimido 36 veces.
Durante 12 años escribió a mano. Luego el trabajo era intenso y buscó ayuda en una secretaria y de una máquina de escribir eléctrica, que nunca abandonó por la computadora, porque le apasionaba el sonido del clic. Gastaba, según ella, una máquina cada dos años. Todos los días escribía 40 páginas, desde las 5 de la mañana hasta cumplir sus ocho horas. Se fumaba en ese trayecto cinco cajetillas de cigarros. Ya mayor, con el nieto quedándose en casa, los sábados descansaba.
Con un gran respeto hacia su trabajo no dejó nunca escapar nada de su imaginación. Decía que sus personajes se iban solos, tenían vida y eso le fascinaba. Les gustaba el lujo y sus mujeres se desvestían con elegancia. Algo feministas evadían la censura del divorcio franquista haciéndolo en otro país. «Me enseñaron a insinuar, a sugerir más que a mostrar», declaró sobre la crítica de la época. La Editorial Cies y Editorial Rollán fueron algunas de las empresas que la acompañaron durante su carrera.
Desde ese entonces sus obras llegaron hasta el número de 5000, vendiéndose más de 400 millones de ejemplares, colocando su nombre en el libro de los récords Guinness de 1994. Nunca repitió un título, solo una vez el contenido y fue escrito con otro sentido. «No hay un pintor que pueda repetir el mismo cuadro», argumentó con su voz grave y desenfadada en la entrevista televisiva del programa TRES más UNO.
Aunque la denominaron la Dama de las novelas románticas no se consideró nunca una escritora de novelas rosas: «Ni soy romántica ni escribo novelas románticas. Soy positiva y sensible, y escribo novelas de sentimientos, que no es lo mismo».
A mediado de los años 60 del pasado siglo habían librerías clandestinas solo dedicada a esta autora. Las jovencitas, y las no tan jóvenes y los hombres, la leían sin parar. En Cuba los marineros mercantes las traían. Pero Corín Tellado ya se había introducido en la Isla desde 1951; cuando la revista Vanidades de La Habana, que tenía gran influencia en toda Latinoamérica, firmó contrato exclusivo con ella.
A finales de 1966 apareció Corín Ilustrada, colección quincenal de adaptaciones de sus textos a fotonovelas. En el año 2000 publicó su primera obra en Internet, Milagro en el camino. También escribió cuentos juveniles, que fueron para ella un desafío. Usó seudónimos como Ada Miller Leswy en las de corte eróticos y con firma masculina para periódicos. En estos últimos redactó un tipo de novela social que relataban problemas actuales del país, según ella, con crudeza y sin perder el aliento femenino.
El 11 de abril de 2009, a los 81 años de edad, fallece en su casa de Gijón tras un infarto cerebral. En su partida dejó tres novelas inéditas sin publicar. Por entonces su literatura había evolucionado. Más elaborada, en ella refleja la realidad social contemporánea, tratando temas como la independencia económica femenina, el maltrato, la infertilidad, la homosexualidad, o la drogadicción.
A pesar de vivir una vida holgada Corín Tellado no se hizo rica. Siempre tuvo un sueldo fijo y sin derecho a las ventas. La editorial Brugueras la demandó por anulación de contrato y debió pagarle una suma millonaria, además permaneció «cautiva» al tenerle que entregar sus originales por 24 años. Sus herederos no tienen derecho de autor sobre las obras porque hoy sus libros se encuentran casi todos en formato digital.
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