«Hoy toca Cristina en La Habana», así fue como presentó el periodista argentino Marcelo Figueras a la vicepresidenta de su país, Cristina Fernández de Kirchner.
Entre ovaciones de argentinos y cubanos, y con la presencia del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez y otras autoridades, Cristina mostró, por primera vez de manera internacional, su libro Sinceramente.
Más que la presentación de un texto, que ha sido un fenómeno político y editorial, en coincidencia con las palabras de Figueiras, fue todo un intercambio sobre la Argentina actual, que desde hace pocos meses estrena presidente: Alberto Fernández, y que quedó en una difícil situación tras cuatro años de macrismo en el poder.
Uno de los legados de Mauricio Macri ha sido el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. En tiempos de Néstor logramos desendeudarnos de esa entidad, y tras cuatro años de macrismo tenemos una deuda de 44 mil millones, ni en tiempos de dictadura se debió tanto dinero, debemos poner un nunca más, sentenció Cristina.
Lo primero que debemos hacer para salir de la recesión es pagar, refirió la vicepresidenta argentina, eso se hace con una inversión del Estado.
Uno de los temas que más han sufrido los dirigentes progresistas de América Latina ha sido la persecución política, y Cristina no ha estado exenta de ello, al respecto dice: «las dictaduras desapreciaban a los dirigentes o militantes porque era imposible doblegarlos, pero con el neoliberalismo ya no hay necesidad de eso, se les invalida por condena mediática y luego judicial, y eso fue lo que trataron de hacer conmigo: condenarme socialmente y aislarme para no ser un peligro con lo que querían hacer».
Esto se tradujo en una persecución a mí y a mis hijos, sobre todo a Florencia, quien se encuentra en Cuba siendo tratada médicamente. «Aprovecho este momento para agradecer a los doctores cubanos por todo el cuidado y el diagnóstico certero de mi hija», apuntó.
Cristina habla con orgullo del fortalecimiento de la política exterior durante los años en que fue presidenta argentina, pues se logró mucha integración política de America Latina con mecanismos como la Celac y Unasur, y se resolvieron crisis importantes a nivel regional.
Sin embargo, reconoce, eso no tuvo una traducción en la economía, no logramos establecer un mercado común donde nos compráramos a nosotros mismos y nos fortaleciéramos.
Al referirse al gesto que hizo a Macri durante la toma de posesión de Alberto Fernández confesó: «la cara me salió», yo no quería saludarlo (a Macri), no quería darle la mano después de todo lo que me había hecho.
De eso corrieron ríos de tinta en Argentina, pero del gesto que hiciera Nancy Pelosi de romper el discurso de la Unión tras la intervención del presidente Donald Trump poco se habló.
Para la vicepresidenta argentina es necesario repensar el modelo organizacional del Estado, pues han surgido poderes que no están regulados en la Constitución: los verdaderos poderes deben tener representación , afirmó.
Terminó hablando de la batalla que tuvo que dar para que la llamaran presidenta en vez de presidente, al final, la Real Academia me dio la razón, dice la ahora vicepresidenta argentina.
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