
Bienvenidos a la presentación del título Cuando una mujer sueña, de la escritora sudafricana Olive Schreiner, que propone la Editorial Cubaliteraria a propósito de que la 33 Feria Internacional del Libro tenga a Sudáfrica como país invitado de honor. Me acompañan Olga Sánchez Guevara y Karin Campanioni quienes tuvieron a su cargo la traducción de esta propuesta.
La antología, editada por Nora Lelyen Fernández, presenta cinco textos: cuatro de ellos de los libros Vida de ensueños y Vida real y sueños, escritos en 1893 y el último es el ensayo La mujer y el trabajo que Olive Schreiner escribe en 1911 y constituye un alegato en favor de la emancipación femenina, que devino uno de los textos feministas más importantes del temprano siglo XX.
¿Pero quien fue Olive Schreiner?
Olive Emilie Albertina Schreiner fue una escritora pacifista y políca sudafricana que nació en Wittebergen (hoy parte de Lesotho) el 24 de marzo de 1855 y fallece el 11 de diciembre de 1920 en Ciudad de El Cabo). Es la escritora de The Story an African Farm (La historia de una granja africana) considerada la primera gran novela sudafricana y publicada en 1883 bajo el seudónimo masculino de Ralph Iron por la casa editora Chapman and Hall.
Fue la novena de doce hijos, tuvo una dura infancia y una vida marcada por su delicada salud a causa del asma crónica que padeció, por frecuentes mudadas intentando buscar un clima que le afectara lo menos posible y por la pérdida de su primera y única hija al día siguiente de nacer, en 1895. Su padre era un hombre noble pero poco práctico, mientras su madre le proporcionó una educación estricta basada en la autodisciplina. Por eso, Olive vivió poco tiempo con ellos y se mudó con su hermano mayor y otros dos a Cradock, en 1867. Trabajó como intitutriz y varias de esas vivencias inspiraron La historia de una granja africana, título que se publicó en Cuba en 1988 por la colección Biblioteca del Pueblo y que tradujo Ester Tato Borja.
Desde 1866 Olive viajó por Suiza, Francia e Italia y en 1881 se trasladó a Inglaterra para estudiar enfermería, pero su mala salud no le permitió continuar la carrera. A partir de entonces se dedicó totalmente a escribir. En 1889 volvió a Sudáfrica, donde se involucró en la política local y escribió una serie de artículos sobre el país, que serían publicados de forma póstuma en el libro Thoughts on South Africa (Pensamientos sobre Sudáfrica, 1923).
Schreiner sostuvo relaciones de amistad con importantes intelectuales y políticos de su tiempo, entre ellos el sexólogo Havelock Ellis, el filósofo Bertrand Russell y la escritora feminista Mary Wollstonecraft y Mahatma Gandhi, junto a quien escribió el que sería su último libro, The Dawn of Civilisation (El amanecer de la civilización, 1921), un llamamiento antibelicista. Entre sus referentes literarios tuvo a la Biblia, de la cual hizo exhaustivas lecturas, las obras de John Wesley, John Bunyan y, más adelante, las de autores como Ralph Waldo Emerson, John Stuart Mill, Matthew Arnold, Goethe y T. S. Eliot.
Volviendo a la compilación que presentamos, en Cuando una mujer sueña se reflejan las principales líneas temáticas y preocupaciones de Olive Schreiner: los sueños, la libertad y los derechos de la mujer. Aquí los sueños pueden interpretarse con una doble acepción: por un lado, la posibilidad de dormir y soñar como ocurre con los cuentos seleccionados para la antología («Tres sueños en un desierto bajo un árbol de mimosa») y por otro, entender los sueños como aspiración y anhelo de conseguir algo.
En el caso de los cuentos escogidos también pude percibir el diálogo de la autora con los elementos de la naturaleza, sobre todo, árboles, el desierto y las aves. Hay una frase que me gustaría rescatar de la compilación en la que Olive nos dice «Cuando no tienes a nadie que te ame, amas mucho las cosas mudas». Y desde ese silencio y soledad creo que Schreiner entendió el lenguaje de la naturaleza y el de los sueños.
El último ensayo escogido para la compilación La mujer y el trabajo pone de manifiesto la preocupación social de Schreiner por los derechos de la mujer y la necesidad de emancipación en el contexto sudafricano que le tocó vivir. Gracias al éxito que alcanzó su novela Historia de una granja africana la autora fue aceptada en los círculos literarios y políticos del país lo que le permitió participar, por ejemplo, en encuentros como el de la Organización Progresiva en 1884, grupo de librepensadores que discutían perspectivas filosóficas y políticas disímiles o los Encuentros de la Comunidad de Nuevo Orden donde Olive Schreiner insistió en la igualdad entre hombres y mujeres más allá del sexo.
Decía Martí en las cartas a María Mantilla que «La traducción ha de ser natural, para que parezca como si el libro hubiese sido escrito en la lengua a que lo traduces, que en eso se conocen las buenas traducciones». Y precisamente pienso que estamos ante una muy buena traducción porque la lectura de Cuando una mujer sueña es fluida y sin aparatajes en el uso del lenguaje. Podremos disfrutar de un texto breve y cuya brevedad cumple cabalmente esa frase de Bertolt Bretch: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno».
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