Cuatro revistas nacidas a lo largo del primer decenio tras el cese de la dominación española en la isla, dan cuenta, cada una con sus rasgos, de este momento transicional de nuestra historia.
La más próxima al cese de las hostilidades, aunque la isla estaba sometida a la primera ocupación norteamericana, fue Cuba Libre, nacida en La Habana con el subtítulo de «Semanario ilustrado / Política, ciencias, literatura, artes». Su directora fue Rosario Sigarroa y presentaba una relación de redactores integrados por, entre otros, Enrique José Varona y Alfredo Zayas, futuro presidente de Cuba. Fueron colaboradores Dulce María Borrero, Evelio Rodríguez Lendián, Diego Vicente Tejera y Federico Uhrbach. Aunque en sus comienzos dedicó breve espacio a la literatura, paulatinamente lo fue ampliando hasta ser casi por completo una revista literaria. A la nómina citada se le incorporaron nombres como los de Miguel de Carrión, Aurelia Castillo de González y Mercedes Matamoros. Característico de Cuba Libre fue la publicación de poemas y fragmentos de obras de las principales figuras del modernismo en América Latina. De la Matamoros son estos versos, que tituló «Venus»:
Del bosque umbrío bajo el manto espeso
que la luna alumbraba misteriosa,
dormida al parecer, hallé a la diosa
de ligero cansancio al dulce peso.
Despertarla intenté de su embeleso,
por saber si era tierna cuanto hermosa;
y con blando rozar de mariposa
dejó mi labio en su mejilla un beso.
Mas ¡ay! Que inmóvil continuó callada;
y viendo yo mi aspiración burlada,
junto a la estatua yerta, sentí frío;
y aunque seguí admirándola por bella,
como el alma inmortal no hallaba en ella,
al fin mi admiración volvióse hastío…!
El último número que se ha visto de Cuba Libre corresponde al 8 de febrero de 1910.
Cuba Literaria apareció en Santiago de Cuba en 1904 y su director-redactor fue Max Henríquez Ureña, dominicano de nacimiento, pero de larga estadía en Cuba, al igual que su hermana Camila. Además de publicar cuentos y poesías, dedicó especial espacio a la crítica literaria, ejercida, sobre todo, por Pedro Henríquez Ureña, hermano de los antes mencionados. También figuraron colaboraciones de Manuel Serafín Pichardo, José Manuel Carbonell y la puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió, radicada en Cuba a causa del despotismo colonial. Extendida la actividad de la revista hasta 1905, con ella la vida cultural santiaguera sufrió cierta animación tras el impase experimentado por la recién terminada contienda bélica.
Cuba Ilustrada, habanera, apareció en febrero de 1910. Llegó la publicación, según informaban:
(…) dispuesta a dar a conocer todo lo que vale y todo lo bello que hay en nuestra patria. Vamos a desenterrar del olvido a los que fueron admiración de generaciones pasadas y que hoy muy pocos recuerdan […] [y]a mostrar a propios y extraños todo lo grande que hay en Cuba, en las letras y en las ciencias, en las artes.
Fue dirigida por Emilio Villaverde y contó con colaboradores habituales como Federico de Ibarzábal y Conde Kostia (seudónimo de Aniceto Valdivia). Como una nota singular publicó algunos episodios de la guerra recién finalizada extraídos de los diarios y otras anotaciones de los combatientes cubanos. Aunque tuvo algunas irregularidades en sus salidas, logró permanecer hasta el año 1931, lapso de vida que, para la época, no era habitual entre las revistas, por lo general efímeras o muy inestables.
Por último, Cuba en Europa no nació en Cuba, sino en Barcelona, el 10 de marzo de 1910. Surgió como «Revista quincenal ilustrada» y, aunque no consta, se sabe que fue dirigida y financiada por un grupo de cubanos residentes en España. En el primer número se expresaba que:
Se dedicará al estudio de los problemas de resolución indispensable para que entre España y Cuba persistan y sean cada vez más sólidas las relaciones de nación a nación. Esos problemas, principalmente de carácter económico, los estudiaremos sin ningún exclusivismo, imparcial y desapasionadamente.
A pesar de ser una revista dedicada casi por entero a tratar problemas económicos y mercantiles, insertó en sus páginas trabajos de carácter literario e histórico firmados por notables escritores como Conde Kostia (seudónimo de Aniceto Valdivia), Alfonso Hernández Catá, Enrique Piñeyro, Fernando Ortiz, José Antonio Ramos, Ramón Meza, Manuel Serafín Pichardo, Luis Rodríguez Embil y Miguel de Carrión, entre otros.
Su duración se extendió hasta el año 1917.
Otras revistas habían existido antes o nacerían después llevando en su nombre el de Cuba —Cuba Contemporánea, sin dudas de las más sobresalientes, Cuba Musical, Cuba Nueva, Cuba Pedagógica, Cuba en el Ballet, Cuba en la Unesco, Cuba 1960. A algunas de ellas les dedicaremos espacio.
Visitas: 28
Deja un comentario