
Cuba Libre: la utopía secuestrada, del escritor e historiador bayamés Ernesto Limia Díaz, es el título del libro publicado por Ediciones Boloña, y dirigido a los estudiosos, investigadores y lectores que muestran interés por conocer los intersticios de la guerra hispano-cubano-americana.
Para escribir ese texto, el ilustre intelectual cubano se apoya en los hallazgos de una exhaustiva investigación bibliográfica, que incluyó —entre otros— ensayos históricos, artículos publicados en diarios y revistas que circulaban en la capital del país en la época colonial, entrevistas, anecdotarios y correspondencia.
Dicho volumen, que cuenta con casi 450 páginas, se estructura con base en situaciones trascendentes, algunas conocidas por su impacto mediático, otras medio conocidas o hasta desconocidas por completo, y algunas que, por la poca nitidez que irradian, requieren —¿quién lo duda?— la continuación sistemática de las pesquisas históricas correspondientes.
Ese es el caso, por ejemplo, de la voladura del acorazado Maine, acaecida en 1898, en el puerto habanero, donde se encontraba anclada la nave de guerra estadounidense; los sucesos que le antecedieron, y que estaban mediatizados por informaciones sensacionalistas de la prensa norteña en relación con las probables causas que provocaron tal desastre; informaciones que han sido manipuladas durante décadas por los grandes monopolios mediáticos norteamericanos, al igual que por la repercusión que —desde todo punto de vista— ese hecho causó al gobierno de la Metrópoli española, que ya presentía el derrumbe inminente del poder colonial que durante siglos subyugó a la mayor isla de las Antillas. Si bien los españoles estaban dispuestos «a perder hasta el último hombre y gastar hasta la última peseta» para conservar en poder de la corona hispana a la Perla del Caribe, no era menos cierto que estaban conscientes de que el cordón umbilical que unía la ínsula caribeña a la península ibérica se quebraría estrepitosamente, como consecuencia de la gesta independentista que todo un pueblo libraba, machete en mano, para alcanzar su definitiva libertad y soberanía, que se vieron frustradas —de manera flagrante— por la intervención armada estadounidense.
En relación con el estrepitoso estallido del acorazado Maine habría que destacar un hecho que se explica por sí solo:
Sylvester Scovil, corresponsal del [diario] New York World, cenaba en un restaurante que dominaba la bahía en el momento de la explosión. Ese diario, propiedad del judío-húngaro-alemán Joseph Pulitzer, emulaba en materia de sensacionalismo con el New York Journal, aunque, para ser justos, su página editorial tenía un alto vuelo intelectual. Tanto William R. Hearst, propietario del New York Journal, como Pulitzer habían descubierto que las historias de atrocidades incrementaban las ventas [¡prensa capitalista al fin!]. Scovil sabía bien lo que debía hacer: corrió al hotel donde el diplomático Fitszburgh Lee se vestía apurado: «¡Qué calamidad!» [exclamó el interpelado]. La respuesta del reportero lo dejó más preocupado aún: «¡¿Calamidad?! Ultraje, querrá usted decir, general». El periodista abandonó la habitación y se dirigió a la oficina del censor para enviar la noticia a la redacción del rotativo neoyorquino. El titular hablaba por sí mismo: «Los españoles han volado el Maine en La Habana».
Cuba Libre, la utopía secuestrada deviene una obra caracterizada por un riguroso estudio e investigación historiográfica, y cuya lectura requiere un análisis sereno y reflexivo por parte de las actuales y futuras generaciones de cubanos para que puedan conocer la génesis y desarrollo de cuanto aconteciera durante la guerra hispano-cubano-americana.
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