Una madre, Matilde, supo que su hijo robaba en las iglesias: todo, los exvotos, las joyas de las estatuas, hasta los sagrarios. Ella lo había educado en el temor de Dios… Pero entre el niño y el hombre, evidentemente, había una fractura. Pobrecilla, ¿qué hacer? Matilde comenzó a decir que los templos ostentan riquezas inauditas, mientras Jesús nació en un pesebre, etc. Matilde cambió de opinión.
- Tomado de El libro de la imaginación, de Edmundo Valadés (antología)
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