Los degollaban uno por uno, más tarde ponían sus cabezas en una jaula de pájaros en la feria, para que todo el mundo las viera y temblara, para que todo el mundo guardara bien su cabeza.
Esa tarde iba con mamá del brazo, pero ella estaba demasiado ocupada pensando en las magas cuentas que debería sacar para comprar las verduras para comprar la carne para una buena comida pa que papá no se molestara con ella para que no hubiera problemas para que no le pegara. Pero de todas formas papá le pegaba por nada por todo por cualquier cosa papá le pegaba. Pero ahora estaba con mamá de brazo viendo cabezas negras recién cortadas. Pero unas calles más no vi nada, solo quedaban jaulas vacías como en espera de pájaros a la mañana siguiente.
Esa tarde, cuando llegamos a casa no jugué como siempre en el barro, para no mancharme de tierra, para no llenarme de fango, para no perder también la cabeza. Entonces solo jugaba en la yerba verde, y es que en la feria no había cabezas verdes, al menos que yo supiera.
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